Este 7 de septiembre se cumplen 27 años del accidente que se llevó la vida de la cantante que se convirtió en un ícono de la música popular argentina.
Figura icónica de la música tropical, la cumbia y referenta de la lucha por ganarse un lugar en una escena dominada por varones, Gilda pasó de la popularidad a la inmortalidad a los 35 años, cuando el 7 de septiembre de 1996 murió en un accidente junto a su hija, su madre y tres músicos, en el kilómetro 129 de la ruta nacional 12, camino a Chajarí, Entre Ríos.
Con una actividad musical tan breve como arrolladora, la creadora de cumbias inolvidables como «No me arrepiento de este amor», «No es mi despedida» y «Fuiste», y el fatal desenlace de su vida que la encontró en la cumbre del éxito, la catapultaron al imaginario popular argentino.
Su nombre era Miriam Alejandra Bianchi y adoptó el nombre artístico de ‘Gilda’ en homenaje a un célebre personaje interpretado por Rita Hayworth.
Cuando tenía 16 años, murió su padre y quedó a cargo de la familia. Por esta misma razón, no logró finalizar sus estudios de maestra jardinera y profesora de Educación Física.
En tiempos predominantemente machistas, a Gilda no le fue fácil ni abrirse camino ni consagrarse cuando además tenía a cargo las responsabilidades de su hogar que le demandaban tiempo y atención.
Aunque formó parte de una banda de música tropical, llegó al éxito como solista de la mano del álbum «Corazón Valiente», en cuya portada Gilda aparece con un vestido morado y una corona de flores, una imagen que tras su repentina muerte se convirtió en una suerte de estampita: «la Santa de la bailanta».
Fanáticos y devotos de Gilda de distintas partes del país se reúnen cada aniversario en el santuario montado en el kilómetro 129 de la ruta 9, en Entre Ríos, para recordar a la cantante devenida en santa milagrera que falleció en ese mismo lugar hace 27 años, en la cresta de su carrera musical.
Posterior a su trágica muerte, fue galardonada con discos de oro, platino y doble platino.