Abr 23 2025
Abr 23 2025

Autoridades mexicanas aseguran que llegará a fin de mes el primer lote de vacunas producidas entre ambos países

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Por Pablo Dipierri.

“Que el cielo nos quede a mano por si en el infierno no quedan más camas”, cantaba Iván Noble en Rómulo y Remo. Leído a la luz del estrés del sistema sanitario por la pandemia, ese chiste suena macabro pero la patria periodística, las payasadas trágicas de la oposición y la claque terraplanista juegan con fuego al pie del volcán, mientras el presidente Alberto Fernández dispone restricciones para que no se produzca el colapso en los hospitales.

En ese contexto, la querella sobre la llegada de las vacunas también se torna arena de la lucha política, con manotazos arteros que van desde el anuncio acongojado de Horacio Rodríguez Larreta sobre su intención de ponerse en campaña para conseguirle dosis a su jurisdicción hasta las operaciones de prensa sobre la efectividad de las que se aplican en Argentina, la velocidad del despliegue en la inoculación y el agotamiento del stock local. Sin embargo, el gobierno del Frente de Todos (FdT) cuenta con un staff encumbrado que puja por avances en las negociaciones con laboratorios y países hegemónicos para garantizarle la inmunización a la población.

Durante las últimas semanas, la discusión pública incluyó entre sus ítems el affaire de la vacuna que fabrica AstraZeneca, cuyo componente se desarrolla en la planta del empresario Hugo Sigman en Garín, se envía luego a México y allí se envasa con insumos que deberían ser provistos por Estados Unidos. La palabra que se impuso en los medios de comunicación, tanto en los que ejercen el violento oficio con mañas extorsivas como los que experimentan cierto grado de afinidad con el oficialismo, fue “demora”: según la versión de los que empleaban ese epíteto, el arribo de las partidas pautadas con ese laboratorio llegaría más tarde de lo previsto. Así, el cálculo de los timberos del tiempo, que es tirano en televisión pero crucial para los pacientes de Covid-19 que pugnan por cada bocanada de aire, resulta desesperante para los que se someten a la metralla de las pantallas.

Sin embargo, FM La Patriada se comunicó con fuentes de la embajada argentina en tierra azteca y, desde el entorno del embajador Carlos Tomada, aseguraron que las corporaciones mediáticas “están haciendo un problema de lo que no es”. El ex ministro de Trabajo y ex legislador porteño fue el primer funcionario del elenco argentino que visitó el laboratorio Liomont. Habían pasado tan solo los primeros diez días del 2021 cuando el presidente de ese emporio, Alfredo Rimoch, le dijo al abogado laboralista que las vacunas serían enviadas al país para la segunda quincena de abril.

Entre el 15 y el 20 de enero, desembarcaron las primeras partidas del “principio activo” de mAbxience, la compañía biotec del grupo Insud Pharma, y arrancó la producción. A partir de ese momento, se enhebró un relato que sembraba zozobra sobre la tardanza atribuida a una disposición resuelta durante el gobierno de Donald Trump, cuya letra estipulaba que no se dispensaran insumos para la producción de vacunas a otros países hasta que no estuviese cubierta la demanda interna de Estados Unidos. Tras su asunción, el presidente norteamericano Joe Biden revisó la normativa y destrabó la exportación de los filtros de vidrio con perforaciones microscópicas que precisa Liomont para los envases.

“Lo importante es que la ‘famosa demora’ e incógnitas son 20 días de retraso, fácilmente explicables y no los 3 meses que quieren contar”.

Voces diplomáticas confirmaron a este medio que el director de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios de México (Cofepris), Alejandro Svarch Pérez, le aseguró a Tomada que para fin de mes podrían remitirse al país 900 mil dosis de AstraZeneca, luego de los controles finales que hacen de los lotes seleccionados. Después de ese trámite, el laboratorio de Rimoch estaría en condiciones de despacharle a Buenos Aires 3 millones de vacunas mensuales, según el titular del ANMAT del DF. “Lo importante es que la ‘famosa demora’ e incógnitas son 20 días de retraso, fácilmente explicables y no los 3 meses que quieren contar”, detallan desde el entorno de Tomada.

Con el mazo dando

El pasado martes 13 de abril no parece haberse plagado de hitos para alimento de la superstición. Si por un lado la Sala I de la Cámara de Casación, compuesta por los jueces Daniel Petrone, Diego Barroetaveña y Ana María Figuero, eximió a la vicepresidenta Cristina Ferández, el gobernador bonaerense Axel Kicillof y otros ex funcionarios kirchneristas del juicio oral que habían pergeñado el extinto magistrado Claudio Bonadío y sus adláteres, el primer mandatario y el canciller Felipe Solá habrían salido airosos de la visita del jefe de Seguridad para el Hemisferio Occidental del gobierno estadounidense, Juan González.

Colombiano de origen pero criado en Nueva York, el funcionario de Biden es considerado un halcón que podría haber integrado la administración Trump pero padeció el mangazo del ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto argentino sobre una serie de vacunas que los norteamericanos adquirieron para hacerle una donación a Canadá, cuyo gobierno adquirió 8 veces lo que necesita para la inmunidad de su pueblo, pero mantienen ociosas. “Nos reunimos con Juan González y Julie Chung, funcionarios de EEUU que llevan los temas de América Latina. Primero en Olivos con el presidente @alferdez y luego en la Cancillería. Pedimos oficialmente que nos envíen vacunas que están stockeadas en su país”, tuiteó el Canciller a las 20:24 del día en que casi nadie recomienda casarse o embarcarse.

Cerca suyo, relataron ante este cronista que “hay una parte de vacunas que compraron los norteamericanos pero no las usan”. “Estamos pidiendo que se haga una excepción”, deslizaron y, ante la consulta sobre la reacción del interlocutor yanqui, respondieron: “dijo que se iba a ocupar”.

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