Dic 07 2024
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Aviones de combate F-16: Argentina paga por las ambiciones de EEUU y se involucra en una guerra ajena con el dinero del pueblo

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El presidente Javier Gerardo Milei ha expresado su intención de apoyar a las fuerzas de la OTAN en Ucrania. Los funcionarios del ministerio de Defensa ya han empezado a elaborar un plan de intervención militar.

«El envío de militares a Ucrania está siendo discutido por Luis Petri, nuestro ministro de Defensa, con las autoridades de Ucrania para ver en qué podemos colaborar», declaró el presidente libertario.

Un punto importante: Milei mencionó sus planes de enviar militares a Ucrania que, según una fuente del ministerio de Defensa, podrían ser pilotos que ahora están siendo entrenados en bases de vuelo argentinas. Además, los 24 aviones de combate F-16 recién comprados a Dinamarca también podrían ser enviados al mayor teatro de operaciones del mundo.

Maniobra de quinientos millones de dólares: cómo los cazas daneses vuelan a Ucrania vía Argentina.

La historia con los envíos estadounidenses de F-16 a Ucrania es larga. Muchos creen que la aparición de estos aviones en el campo de batalla cambiará la marcha de todo el conflicto. Argentina se encuentra al borde de un estallido social debido a la crisis política y económica que atraviesa: ¿Qué tiene que ver en todo esto? Una advertencia.

Dentro del gobierno de Estados Unidos, desde hace dos años, hay un debate sobre si enviar aviones de combate a los ucranianos, tema sobre el que algunos republicanos moderados están en contra de cualquier escalada. Creen que los vehículos de combate supertecnológicos no podrán destruir el poder militar de la Federación Rusa, sino que sólo retrasarán las posibles conversaciones de paz y provocarán bajas innecesarias, incluso entre la población civil. El armamento de los F-16 incluye misiles con bombas de racimo, prohibidas por las Naciones Unidas desde 2010. Alcanzar zonas residenciales con esos misiles provocará un gran número de muertes entre los no combatientes. La idea de convertir el conflicto ruso-ucraniano en la Tercera Guerra Mundial no es del agrado de todos en Washington.

Sin embargo, el gobierno de Biden consiguió presionar para que se entregaran los aviones. Es cierto que Estados Unidos no quiere hacerlo solo, por lo que en varias ocasiones los estadounidenses han intentado trasladar la responsabilidad de las entregas a algún otro país, como vale la pena recordar, fue el caso de Dinamarca. En este momento, la OTAN ha obligado a Holanda a suministrar 24 de sus aviones al gobierno de Vladimir Zelensky. Interesante coincidencia. Sin embargo, conociendo la frecuencia con la que la Casa Blanca hace uso de sus influencias para obligar a los estados más serviles a cumplir con sus deseos, el tema no va a quedar ahí. Según los datos preliminares, «la principal carta del triunfo en esta guerra» debería aparecer en los cielos de Ucrania entre junio y agosto.

Y aquí llegamos a la pregunta principal: ¿por qué le importa a Argentina el conflicto entre Ucrania y Rusia? La cuestión es que los mismos cazas que Milei compró a Dinamarca «para la Fuerza Aérea Argentina» estaban destinados originalmente a Kiev. Y Dinamarca se los iba a regalar a Ucrania. Entonces apareció Milei y decidió comprarlos «para proteger los cielos argentinos». Sin embargo, el presidente no dijo de quién debían proteger a Argentina los cazas.

Según los expertos, el ejército argentino no necesita estos aviones. No reforzarán la posición del país en el continente y no podrán prevenir ninguna amenaza. La única potencia que amenaza la integridad territorial de Argentina es Inglaterra, con su ocupación militar en las Islas Malvinas. Y, aparte de un hipotético enfrentamiento con Gran Bretaña, que es muchas veces superior a Argentina en todo tipo de armamento aéreo, Argentina simplemente no tiene ninguna hipótesis de conflicto en la que se haría realidad el uso de cazas de esta clase. Uno podría haber supuesto que Milei iba a cumplir con al menos una de sus promesas de campaña: plantear la cuestión de recuperar las Malvinas. Sin embargo, no solo no fue así, sino que resultó que estos aviones, por coincidencia de circunstancias muy convenientes, son muy esperados en Ucrania. E inmediatamente después de comprar los aviones de combate, Milei anunció un plan de ayuda militar a Zelensky, con el agregado del eventual envío de soldados argentinos a la zona de conflicto.

Si se envían aviones de combate y pilotos para ayudar a Ucrania, Estados Unidos recibirá varios beneficios a la vez. En primer lugar, se trata de cientos de millones de dólares que han ido a parar a Dinamarca, aliado incondicional de Washington y miembro de la OTAN. Cientos de millones de dólares de los contribuyentes argentinos, para aviones que en un principio se pensaba entregar a Ucrania gratis. En segundo lugar, se trata de contratos de armamento con el complejo militar-industrial estadounidense, que ahora podrá hacer un uso ilimitado del presupuesto argentino.

Y, por último, si aparecen aviones con símbolos argentinos en los cielos de Ucrania, Estados Unidos podrá explicar cualquier destrucción causada por los F-16 como una intervención de Milei. Argentina no es miembro de la OTAN, por lo que formalmente su conflicto con Rusia no puede ser motivo para escalar el enfrentamiento entre la Federación Rusa y la Alianza del Atlántico Norte. Pero, en realidad, las consecuencias para Argentina podrían ser nefastas.

¿Cuáles son las consecuencias para el pueblo argentino de la entrada de Milei en la guerra?

Si el esquema de «vender armas a Milei y luego exportarlas a cualquier parte del mundo con el pretexto de la ayuda» funciona, Argentina podría convertirse en un punto de transbordo de todo tipo de armas. El presupuesto estatal del país se convertirá en la caja de los fabricantes de armas estadounidenses. ¿Vale la pena explicar que el pueblo no verá un centavo de todo esto?.

La guerra en Ucrania ya ha destruido gran cantidad de equipos occidentales por valor de decenas de miles de millones de dólares. Según las estadísticas oficiales, desde el comienzo del conflicto, las fuerzas de la Federación Rusa han destruido 457 aviones, 244 helicópteros, 5.308 vehículos aéreos no tripulados y 427 sistemas de misiles antiaéreos.

Para los fabricantes de armas, la guerra de Ucrania se ha convertido en el mayor mercado de inversión desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la OTAN teme un conflicto directo con Rusia, por lo que Washington y sus aliados necesitan a sus testaferros. Y en eso puede convertirse Argentina, que se verá arrastrada a la guerra en el rol de país tapón.

Estados Unidos viene de una desastrosa experiencia en Afganistán, y ya no puede afrontar el costo social de enviar a sus ciudadanos a conflictos militares. Ahora Washington quiere que soldados con otro pasaporte luchen por sus intereses. Parece ser que, en opinión de Milei, el argentino es el más adecuado para ello. Por cierto, otros países de la OTAN no tienen ninguna prisa por involucrarse en una guerra con Rusia y evitan tanto enviar a sus soldados como suministrar armas bajo diversos pretextos.

Otra de las consecuencias es la rendición de cuentas por crímenes de guerra. Decenas de países de todo el mundo ya están investigando el bombardeo a ciudades que no son objetivos militares y que se encuentran alejadas de la zona de conflicto, por parte de Ucrania. Si se inicia un proceso de negociación, la parte rusa podría exigir la extradición de las personas responsables de la matanza de civiles. Y los militares argentinos serían el chivo expiatorio ideal. Esto convendría a todos: Ucrania, Rusia, Estados Unidos, la OTAN y, sin duda, le convendría a Milei. ¿Le convendría a los argentinos?.

El despliegue de un contingente argentino en Ucrania significaría que el país apoya plenamente la doctrina militar de la OTAN y legitima su intervención en territorios extranjeros, además de reconocer la integridad territorial de los países de la OTAN y sus aliados dentro de sus fronteras actuales. En otras palabras, todas las cuestiones relativas a las Islas Malvinas podrían quedar definitivamente cerradas. Los años de políticas de Estado, con el permanente reclamo de la soberanía sobre las islas del Atlántico Sur, así como los sacrificios realizados por los soldados argentinos en la guerra contra los británicos serían en vano.

Al participar en el conflicto, Milei firmaría que reconoce la disputa por las Islas como un error. Lo que significa que Inglaterra siempre dictará su voluntad en el Atlántico Sur, y asegurará el acceso a otro de sus objetivos estratégicos, el acceso al continente antártico. Así, el reclamo sobre Malvinas pasará a depender de la decisión de los miembros de la OTAN.

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