El fallo de la Corte para sacar del Consejo de la Magistratura al senador Martín Doñate es una chanchada por donde se lo mire.
Aun cuando pueda ser discutible desde la técnica jurídica que la subdivisión del bloque oficialista en la Cámara Alta se produjera después de la resolución del Máximo Tribunal que hundió la composición anterior del Consejo, no deja de ser obsceno que haya sido Horacio Rosatti, presidente de los togados de Talcahuano y autoelegido como titular del Consejo también, quien falle a favor de Luis Juez y en contra de Doñate, después de haberle tomado juramento al legislador patagónico.
En su voto, el santafecino contó con la concurrencia de Carlos Rosenkrantz y Juan Carlos Maqueda. El rafaelino Ricardo Lorenzetti, que tampoco da puntada sin hilo, consideró que no era jurisdicción del Poder Judicial definir si era procedente o no la división de un bloque parlamentario y la votación de una fuerza política en el Parlamento, que es otro poder del Estado, para obtener un escaño en la Magistratura.
«Esta Corte invoca pluralismo y buena fe democrática pero comete abusos aberrantes», dijo a La Patriada un magistrado de la Cámara de Casación. En ese sentido, recordó la jornada del 16 de agosto de 2017, cuando Lorenzetti retuvo al senador Marcelo Pais en el Palacio de Tribunales, demorando la ceremonia para tomarle juramento, mientras la sesión del Consejo de la Magistratura arrancaba sin su presencia. Así, el bloque del Frente Para la Victoria no tenía a todos sus representantes y el bloque macrista avanzaba con la destitución de Eduardo Freiler.
La bronca de Mauricio Macri, o todo el establishment, con Freiler era por sus fallos en el caso del Memorándum de Entendimiento con Irán por el atentado a la AMIA, el pedido de apartamiento de Claudio Bonadio en la causa Hotesur y su persistencia para que declaren los directivos de Clarín en la causa Papel Prensa. Hasta el periodista Jorge Lanata, desde los micrófonos de radio Mitre, llamó a escrachar a sus hijos, menores de edad, en la escuela donde concurriesen. Hace 20 días, Lanata perdió un juicio por ese tema con Freiler. Tarda en llegar, si llega, la justicia.
Después de la destitución de Freiler, con maniobras mafiosas, Macri mantuvo una cena en Olivos con un jerarca internacional. Según dejaron trascender sus voceros, el ex presidente habría concluido a raíz de su triunfo en la Magistratura: «ahora van a venir las inversiones».
El fallo de los cortesanos para desplazar a Doñate se leyó como un ataque directo a la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien asiste a una etapa de recrudecimiento de la persecución judicial en su contra. “La realización de acciones que, con apariencia de legalidad, procuran la instrumentación de un artificio o una artimaña para simular un hecho falso o disimular uno verdadero con ánimo de obtener un rédito o beneficio ilegítimo recibe un enfático reproche de múltiples normas del ordenamiento jurídico argentino. Tal reproche se acentúa cuando el ardid o la manipulación procura lesionar la exigencia de representación política (en este caso, con relación a las minorías), aspecto de suma trascendencia para la forma de gobierno representativa adoptada por el texto constitucional argentino y, en definitiva, su ideario democrático”, expresaron los tres togados en referencia a la subdivisión del bloque oficialista y la designación de Doñate.
Desde el kirchnerismo advierten que esta resolución es causal de juicio político para los firmantes del fallo, pero parece difícil que el Frente de Todos pueda reunir el número suficiente de legisladores para impulsarlo en el Congreso. Por ahora, Argentina sigue chapoteando en un chiquero.