“Mucho más interesante sería, desde el punto de vista de una reflexión sobre las antinomias de la ciudadanía, una discusión acerca de la crisis de la representación como tal, más allá del mecanismo (…). En otros términos, es necesario regresar en una perspectiva democrática, es decir, desde abajo, a la cuestión fundamental que Hobbes, en los albores de la filosofía política moderna, planteaba desde arriba, desde el punto de vista de una identificación plena entre la ‘esfera pública’ y el ‘poder soberano’ (…) El pueblo que no se conforma con elegir a sus representantes, sino que los controla efectivamente, es por necesidad el depositario de una competencia y no sólo de una opinión. (…)
La crisis de la institución política designada por el término general de desdemocratización entonces no consiste sólo en la desvalorización de tal o cual forma de representación, sino en la descalificación del principio mismo de la representación. (…) Más que reducir el conflicto, la gobernanza neoliberal tiende a instrumentarlo, por consiguiente a exacerbarlo en ciertas zonas y a descalificarlo, o sea a reprimirlo, en otras cosas. En resumidas cuentas, de ese modo, el conflicto es a la vez particularizado y suprimido, pero de todos modos violentamente desprovisto de su rol constituyente, que implica el acceso de todos los antagonismos y de sus portadores a la esfera pública.”
(Étienne Balibar, Ciudadanía. 2013)