El jefe de Estado brasileño continúa delineando su modelo económico-social, teniendo como eje la redistribución del ingreso y el fortalecimiento de las arcas del Estado. Disfruta de su etapa de mayor aprobación desde que asumió las funciones presidenciales en el Palacio de Planalto, el pasado 1° de enero.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este lunes un paquete de tres medidas económicas que constituyen una de las propuestas más disruptivas en los ocho meses que lleva de mandato. Se trata de la tributación de fondos de inversión exclusivos (de los llamados «súper-ricos»), de la tributación de paraísos fiscales y de la promulgación del reajuste del salario mínimo. «Proporcionalmente, el pobre paga más impuesto a la renta que el dueño de un banco», afirmó el líder del Partido de los Trabajadores (PT), durante la puesta en escena con los anuncios realizados previamente a su encuentro con el ministro de Economía argentino y candidato presidencial, Sergio Massa.
En cuanto a la primera medida, se trata de una norma provisional que en el Congreso tiene hasta 120 días para ser aprobada (caso contrario, perderá vigencia legislativa). Establece el cobro de 15 a 22,5 por ciento sobre los rendimientos del fondo de inversión. «El cobro será realizado dos veces al año, a diferencia de lo que ocurre actualmente, en que el tributo (el impuesto a la renta) es realizado solo en el rescate», señala el comunicado oficial. Se estima que más de 2000 brasileños cuentan con esos fondos, en los que habría aproximadamente 150 mil millones de dólares. De esa suma, el Gobierno planea recaudar entre 4500 y 5000 millones de dólares hasta 2026.
Con respecto a la tributación de paraísos fiscales, se trata de un proyecto de ley que buscará gravar sociedades y fideicomisos extraterritoriales (offshores y trusts), en forma anual, con alícuotas progresivas de 0 a 25 por ciento de los rendimientos del capital invertido en el exterior.
Finalmente, el anuncio de la sanción de la ley de reajuste de salario mínimo (aprobada en el Senado de Brasil el pasado 24 de agosto) estuvo a cargo del jefe de Estado. «Estamos poniendo a los ricos dentro del impuestos a las ganancias y a los pobres dentro del presupuesto», afirmó Lula.
Por su parte, el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, sostuvo que «enfrentamos un período difícil de siete años sin actualización de salario por la inflación y estamos actualizando el salario mínimo que rige la vida de tanta gente, en especial los jubilados», y agregó: «Estamos ahora aplicando impuestos a los que más tienen y los que menos pagan, no es revanchismo ni Robin Hood, es aplicar las mejores prácticas internacionales».
Estas medidas llegan en el momento de mayor popularidad del mandatario del gigante sudamericano. Según una encuesta de la consultora Quaest, en agosto la aprobación de Lula llegó al 60%, con un crecimiento significativo en el segmento de los evangélicos. Su reprobación, como contracara, cayó al 35%.
Fuente: Télam