Sobre los trabajos de restauración de la emblemática confitería El Molino, en la equina de Rivadavia y Callao, justo enfrente al Congreso de la Nación, conversó con FM La Patriada Ricardo Angelucci.
Justamente Angelucci, secretario técnico-administrativo de la comisión de El Molino, encargada del proceso de restauración, contó que «el inmueble fue entregado al Congreso de la Nación el 2 de julio de 2018».
Se empezó a trabajar a partir de ese día, pero eso se interrumpió entre ocho y nueve meses durante 2020, por las restricciones de la pandemia.
Entonces, según Angelucci, «la verdad que el tiempo real de trabajo es de un año y algo».
«Para nosotros es un orgullo el trabajo que se ha realizado, nos ha permitido, primero consolidar el edificio. Lo que estamos haciendo es un proceso de restauración. Estamos volviendo el edificio a su estado natural».
Además, señaló que, «la parte emblemática de la confitería y de los salones se encuentran en un buen estado de conservación y, por lo tanto, nos ha permitido trabajar en un proceso de restauración de cada uno de sus componentes».
De acuerdo con la mirada de Ricardo Angelucci, el hecho de que la joya del patrimonio arquitectónico de la Ciudad de Buenos Aires, cerrada desde 1997, haya estado clausurada precisamente durante 22 años «trajo consecuencias graves para la estructura del edificio», al que, cuando ingresaron por primera vez lo encontraron muy deteriorado y lleno de roedores.
«Entre las cosas que encontramos en el edificio -hicimos un laburo de arqueología urbana-, fueron huesitos de un esqueleto que supuestamente era de un roedor o de una comadreja», relató, entre risas.
El fin de las obras
Al ser consultado por el término de las obras de reparación, el experto explicó que «el edificio tiene más de 7.000 y pico metros cuadrados. Con lo cual, tiene la confitería más cuatro pisos donde tiene departamentos de renta, algunos de ellos en muy buen estado de conservación, otros en un muy mal estado porque no han sido mantenidos».
«La pretensión nuestra es restaurar la confitería, es decir, la planta baja, el primer piso, y sobre todo el primer subsuelo, que teníamos que consolidar para evitar cualquier tipo de problema estructural», aseguró.
Ese proceso, según Angelucci, se extendió por la pandemia, pero la expectativa es que hacia fin de año «podamos terminar lo que fue la restauración de lo que fue confitería, el primer piso y la parte histórica esencial».
El devenir de El Molino
Con respecto a lo que sucederá una vez que terminen los trabajos de restauración, afirmó que se deberá «recuperar el espíritu de la confitería El Molino».
«El Molino ha sido parte de la cultura gastronómica y de la esencia cultural de la ciudad de Buenos Aires, del tango, de la poesía y demás. Y, por lo tanto, hay que respetar ese espíritu, además de restaurar sus componentes materiales», completó.
Fuente: Nobleza Hormiga – FM La Patriada.