Por Juan Carlos Otaño
Ya de por sí no es algo muy común que una película muda inspire una pintura surrealista. ¿Pero el pintor surrealista Max Ernst inspirado por el director quebequés de comedias Mack Sennett, en una cinta protagonizada por Chaplin? ¿Acaso casualmente esto pudo ocurrir en aquellas salas de cine evocadas por Desnos, «vacías como hangares y bellas como un embarcadero del sueño»? (*)
¿Pudo suceder ese encuentro entre una comedia sádico-violenta y una escena bíblico-doméstica, que hubiese sido de pronto «proyectada» sobre la mente del joven Max Ernst?
Es cierto que, en líneas generales, ésta ya estaba largamente preanunciada («Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza», Proverbios 19:18). Pero en la vida de Max Ernst quizá pudiese tomarse como un lejano precedente un retrato pintado por su padre en 1896, donde lo representaba como si fuese el niño Jesús.
La película
En la escena del film figuran como observadores Charles Chaplin y el propio Mack Sennett, provisoriamente a salvo en el interior de un granero; Mack Swain es el hombre de gruesos mostachos y aspecto amenazante, figura hipertofiada del padre en representación del poder y la autoridad, que empuña el bastón vengador aguardando impaciente poder descargarlo sobre sus enemigos: es que los tres personajes compiten por el amor de la bella Mabel Normand.
Se verá después que Chaplin posee un arma poderosa, una gran maza de madera (La maza de Charlot, se llamó este film en España), que doblega a sus adversarios e incluso al hombre del bastón, valiéndose de la herramienta o arrojándoles ladrillos en la cara; pero será un niño (Gordon Griffith) quien conquistará el corazón de Mabel. despertando en ella su instinto de madre.
El cuadro
No fue sino hasta 1926 que se pinta el motivo del cuadro de Max Ernst La Virgen castigando al niño Jesús ante tres testigos: André Breton, Paul Éluard y el pintor. Y así nos encontramos con un mismo ángulo en la composición, la misma severa actitud en los rostros de los testigos (los dos poetas y el pintor surrealistas), y el mismo sadismo contenido en las figuras del primer plano. Exhibida por primera vez en París, en el Salón de los Independientes, la obra escandalizó al jurado y a los espectadores. Luego, en Alemania, organizada por la Asociación de Arte de Colonia, la muestra en que se presentaba fue clausurada por orden del arzobispo.
(*) “L’érotisme”, Les Rayons et les Ombres, publicado en «Le Soir», 15 jun. 1928.