Oct 10 2024
Oct 10 2024

El aire espeso del empate en la derrota

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Por Pablo Dipierri

Contra el optimismo de Sergio Massa en sus intervenciones públicas y el rush tardío de apariciones mediáticas del elenco oficialista, se levanta sórdidamente la proyección de una derrota del peronismo en las primarias.

En un despacho del Senado cercano al de la vicepresidenta Cristina Kirchner, comentaron a La Patriada que una encuesta para exclusivo consumo interno indica que Unión por la Patria (UxP) cae por 6 puntos ante Juntos por el Cambio (JxC). Una parte de ese informe se divulgó en un grupo mediático afín al kirchnerismo sin menciones al saldo perdidoso: sólo se informó sobre la cantidad de sufragios que obtendría individualmente el ministro de Economía y lo que cosecharía Juan Grabois, aunque le pisaron públicamente el saldo que notificó el responsable de la consultora en privado.

Por otra parte, dos dirigentes sindicales que mantuvieron reuniones con la cúpula de la fracción mayoritaria de la coalición gubernamental deslizaron a este medio que impera el olor a una caída electoral. “Dicen que estamos perdiendo en todas las provincias”, resumió un referente gremial de paladar negro dentro de la alianza fallida, al tiempo que otro reveló la misma especie pero bajo la ilusión de que el dato filtrado sea plot twist para el sprint final de la campaña hacia las PASO.

En ese contexto, UxP aspira a imponerse en el norte argentino por más de la mitad de los votos, al igual que en el conurbano bonaerense. En tanto, la oposición ganaría con comodidad Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Corrientes. En las dos provincias agrarias, el peronismo necesita una performance que amortigüe el impacto negativo: 20 puntos en la tierra del cuarteto y no perder por más de 13 en la jurisdicción gobernada por Omar Perotti.

Sin embargo, el músculo militante acusa una atrofia desesperante para la fórmula de Massa y Agustín Rossi. “La Cámpora está militando menos a Massa ahora que lo que militaba a Daniel Scioli en 2015”, dijo con tono alarmista un dirigente del PJ porteño, mientras que un colaborador de un candidato a legislador porteño advirtió sobre el daño que prodiga en las bases de sustentación el discurso de Grabois.

Sin ir más lejos, el referente de la UTEP fue recibido el jueves por la CTA y quiso despacharse con todo su arsenal. “Un triunfo de Massa sería una derrota política del campo popular”, aventuró sin ruborizarse. Los principales popes de la central le contestaron que el tigrense tiene que ser “el candidato más votado en las PASO” para enfrentar posibles corridas cambiarias, y le explicaron –nostalgia mediante- que la derrota política aconteció cuando la Vicepresidenta comunicó que no sería candidata a nada, en diciembre del año pasado.

Para colmo, el sexto piso del edificio que alquiló Massa como búnker de campaña sobre la calle Bartolomé Mitre, en plena city porteña, parece ser un lastre. “Mucho glamour, café y sanguchitos a disposición pero los afiches tirados, sin repartir”, confió una fuente que concurrió de visita la semana pasada y se espantó ante el aire de yupis que se respiraba en esa usina habitada por el equipo del ministro de Economía, su par de Interior, Eduardo De Pedro, y el diputado Máximo Kirchner.

El aliciente tal vez lo provea el propio Massa, quien repite en privado que la campaña electoral tramitaba un 15 por ciento de sus mensajes por redes sociales hace 8 años pero, en la actualidad, el guarismo trepa al 68 por ciento en las plataformas virtuales. El cuerpo a cuerpo sería, a su criterio, un vestigio de otra época.

Con todo, el destino del país está en manos de 35394425 de argentinos habilitados para sufragar el próximo domingo. Y tal vez, la mejor síntesis frente a lo que viene la haya realizado ante este portal una diputada que se alejará del parlamento cuando venza su mandato a fin de año. Ante las elucubraciones de una tierra arrasada si prevalece la derecha o el estiramiento del suplicio si triunfa el oficialismo, ella apela a una pregunta retórica: “¿Vos creés que va a poder hacer algo el gobierno que surja de esta elección?”.

Se infiere en ese ejercicio comprensivo que Argentina vive en un empate cultural capaz de soportar vaivenes electorales, después de 2015. Habrá que ver si eso se traduce como anticuerpos contra el ascenso de Javier Milei y opera, a su vez, como dique para que cualquier vencedor no pueda hacer mucho más que el vilipendiado Frente de Todos.

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