May 11 2025
May 11 2025

El Diego de la gente

Publicado el

Por Ivan Davit

 

“La historia de mi papá se contó un montón de veces, pero la historia de Diego Maradona conmigo solo la puedo contar yo”, versa el inicio del trailer promocional de la serie documental La hija de dios acuñada por Lorena Muñoz y Dalma Maradona para HBOmax. La inquietante invitación a ver un poco más sobre la vida del ídolo resulta irrenunciable para todo aquel que se haya sentido tocado por Maradona y  para todo aquel que no resista la posibilidad de aceptar su desaparición física. Diría que ante todo la serie representa una posibilidad de pasar unos minutos más con Diego.

Los tres capítulos que componen la serie ,se corresponden con tres periodos de la relación de Dalma con la historia de su padre, los orígenes, la vida en Nápoles y el ex jugador y las ausencias. Aunque este pequeño ordenamiento narrativo sirve de estructura general, lo cierto es que los tópicos suelen moverse de un capítulo a otro.    

 

Pizza de parado en las cuartetas 

Del mismo modo que ocurre cada vez que nos acercamos a un fenómeno polémico, la serie nos siembra ese gran interrogante: ¿Quién es Maradona? A priori podemos decir que dentro de la misma serie conviven muchas de sus facetas, y que si algo hace con acierto es recuperar la figura de el pibe de Fiorito para integrarla en todas las demás. Podemos decir que es esa identidad la que se impone una y otra vez por sobre todas las demás; improvisando una fiesta de casamiento en Las cuartetas comiendo pizza de parado, bailando con Dalma en la cocina, tirándose milanesa en la playa, yendo hasta el cuarto de Di María cada noche para contarle una historia durante su estadía en la selección. El pequeño Diego que en el fondo siempre siguió jugando en Fiorito y por eso eligió entrenarse en Paradiso Soccavo, lo más lejos posible de las cámaras y el profesionalismo, ahí donde el fútbol seguía pareciendo un juego.

 

La vida a fragmentos

En rasgos generales la serie se encuentra compuesta por pequeños fragmentos de grabaciones hogareñas de la vida íntima de Dalma con su padre, un recurso que no solo trae aparejado una emocionalidad avasallante que deja al espectador al borde las lágrimas, sino que también nos explicita una problemática contemporánea, las imágenes en movimiento parecen resistirse a cualquier tipo de encauzamiento temporal de la filmación, incitando al espectador a reveer los fragmentos una y otra vez. Si bien la serie tiene ciertas dificultades para hilvanar hilos conductores entre las imágenes, lo cierto es que cuando interviene la emocionalidad del espectador, la imagen se encuentra liberada de su soporte temporal, provocando que las alusiones al presentes se perciban como una dilación innecesaria, sobretodo en el capítulo dos en Nápoles.

 

La vida sin Diego

Indefectiblemente el final de la serie se encuentra con la dificultad de representar un tema escabroso para la mayoría de la sociedad y en esta instancia reconozco como uno de los principales aciertos el hecho de rodear la temática, pero jamás aludirla directamente. La muerte de Maradona como símbolo del sentir popular opera dentro del tercer capítulo como un fuera de campo que atraviesa y pareciera sobreponerse a la figura del jugador. 

Sin duda el acercamiento propuesto por Dalma y Lorena Muñoz trabaja a la inversa permitiéndonos reconstruir la figura a través de los pequeños gestos de la vida cotidiana, dejándonos una imagen extremadamente luminosa y llena de vida.  

 

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