Por Camil Straschnoy
A casi un mes de los comicios, Donald Trump y Kamala Harris, los dos principales candidatos a la presidencia, sostienen un discurso conservador acerca de la presencia de inmigrantes, aunque con diferencias muy amplias.
La inmigración es, junto a la inflación, el tema más relevante para los votantes de cara a la elección presidencial en Estados Unidos del próximo 5 de noviembre. A su vez, es uno de los tópicos sobre el que se generó más desinformación y fake news, con los dos principales candidatos sosteniendo un discurso conservador, aunque con diferencias muy amplias.
Donald Trump se dedicó a relacionar directamente la llegada de extranjeros con la delincuencia y acusar al mandatario Joe Biden de liberar los controles. «Nos enfrentamos a una invasión en nuestra frontera sur», resumió el senador Ted Cruz, una de las caras más visibles y mediáticas de la derecha del Partido Republicano.
Caballito de batalla de su campaña, el magnate promete reflotar y profundizar políticas extremistas adoptadas durante su mandato como la que separó a los hijos de sus padres detenidos en la frontera, la construcción de un muro, el «Quédate en México» que impidió el ingreso de los solicitantes de asilo hasta que sean tratados sus casos y el Título 42, que legalizó la expulsión de cientos de miles de indocumentados bajo el pretexto de contener la pandemia de Covid-19.
Por su parte, al hablar sobre inmigración, Kamala Harris movió su discurso hacia la derecha dentro del amplio espectro ideológico del Partido Demócrata. Esa hostilidad viene de la mano de lo que dicen los sondeos: la consultora Gallup informó en julio que el 55% de los estadounidenses quiere que se reduzcan los niveles de inmigrantes, la cifra más alta desde 2001.
Por un lado, la actual vicepresidenta apoya la posibilidad de que existan caminos hacia la inmigración legal y la obtención de la ciudadanía, como también los estatus de protección para poblaciones específicas que huyen de la violencia, como el caso de los ucranianos y haitianos. No obstante, también quiere reactivar un proyecto de ley impulsado por Biden y caído en el Congreso para endurecer el proceso de asilo.
«El Partido Republicano busca convertir a la inmigración en el tema principal de la campaña. La economía empezó a mejorar levemente, así que el uso de la inmigración como chivo expiatorio y para generar miedo es lo más fácil de hacer”, explicó a La Patriada Web William McCorkle, profesor del College de Charleston, universidad ubicada en Carolina del Sur.
«La narrativa de que la inmigración es mala para el país, que pone en peligro a Estados Unidos, se volvió muy popular. Y, en cierto modo, hay sectores en el Partido Demócrata que responden a esto porque no quieren ser vistos como demasiado pro-inmigrantes. Harris no habla mucho del tema y no es tan dramática como Trump, pero si lo hace es para recordar cómo ella votó por tener más seguridad en la frontera», agregó el académico experto en educación que trabaja con solicitantes de asilo en las ciudades mexicanas limítrofes de Reynosa y Matamorros.
Come mascotas, fentanilo y roba empleos: las narrativas falsas
A la hora de crear narrativas falsas alrededor de la inmigración, nuevamente Trump lleva su discurso al extremo. El ejemplo más claro y a su vez más rápidamente desmentido ocurrió durante el debate presidencial del 10 de septiembre: el candidato acusó a inmigrantes haitianos de la localidad de Sprinfield, Ohio, de comer gatos y perros, lo que fue rechazado por las autoridades locales, según aclaró de inmediato uno de los moderadores de la cadena ABC.
La construcción de un relato que une a los indocumentados, refugiados y solicitantes de asilo con el delito es una vieja táctica que se profundizó en esta campaña. El principal aliado que tiene Trump para diseminar esto es Elon Musk, el multimillonario dueño de X que utiliza esa misma red social para subir posteos contra los «alien«, un polémico término que usan las autoridades para referirse a los extranjeros.
En un acto en Wisconsin el sábado pasado, Trump prometió encabezar la mayor operación de deportación de inmigrantes, a los que vinculó con la inseguridad, a pesar de que las estadísticas dicen lo contrario. «Entrarán en tu cocina y te cortarán el cuello«, atemorizó a su electorado.
Los inmigrantes también son responsabilizados de ingresar desde México el fentanilo, un poderoso opioide sintético que causa un estado de emergencia por sobredosis y muertes en varias ciudades. Sin embargo, datos oficiales recopilados en un informe del Cato Institute exponen que en 2021 el 86,3% de los traficantes de esa sustancia condenados eran ciudadanos estadounidenses, con el 90% de las incautaciones producidas en pasos fronterizos legales.
Sin poner el tema en el centro de sus discursos, Harris también mencionó que el sistema de inmigración del país está “roto” y anticipó su intención de reflotar un proyecto de ley que propone más fondos para las patrullas fronterizas, los centros de detención y tecnología de detección de fentanilo, vinculando también la llegada de inmigrantes con la delincuencia.

«Como presidente, protegeré nuestra frontera, interrumpiré el flujo de fentanilo que entra en Estados Unidos y trabajaré para arreglar nuestro sistema de inmigración roto«, tuiteó hace una semana, tras visitar por primera vez como candidata el límite con México.
Otros mitos habituales que volvieron a tomar fuerza en la campaña de los republicanos es que los refugiados y solicitantes de asilo son importados para votar, aunque solamente pueden hacerlo ciudadanos, y que le sacan trabajo a los estadounidenses. Así lo señaló Trump la semana pasada en un acto en Carolina del Norte: «Quiero a todos los inmigrantes criminales fuera de nuestro país. Les están quitando el trabajo. Cada puesto creado en este país en los últimos dos años ha ido a parar a extranjeros ilegales».
«No creo que haya mucha gente a la que realmente sus vidas se hayan visto afectadas negativamente por la inmigración. Pero lo ven en las noticias y existe la percepción de que las cosas son caóticas y un desastre, por lo que se convierte en algo sobre lo que hay que estar en contra», manifestó McCorkle.
As president, I will secure our border, disrupt the flow of fentanyl coming into the United States, and work to fix our broken system of immigration. pic.twitter.com/libHIdrHBq
— Kamala Harris (@KamalaHarris) September 29, 2024
«Hablé ayer con alguien con quien trabajo y se refirió a la frontera como un caos y no creo que sea necesariamente una persona anti-inmigrante. Él mismo es inmigrante. Pero esa es la narrativa que se oye todo el tiempo. Y así hay una percepción entre el pueblo estadounidense de que todo es caótico, aunque si viajás allí te das cuenta que es todo menos una frontera abierta», expresó.
Y agregó: «Las personas que están entrando no llegan en su mayoría para cometer delitos. Hay que pensar que son personas procedentes de Haití o Venezuela, por ejemplo. Eso es un largo viaje como para querer luego ser arrestado y deportado. Hay un incentivo real para no cometer delitos. Otra cuestión, y de esto me gustaría que Harris hablara, es que la inmigración es buena para la economía«, indicó.
Peso real en la definición de la elección
Las encuestas de los últimos meses mostraron una tendencia a favor del republicano, que se revirtió desde que Biden se bajó de la carrera a fines de julio. Sin embargo, los pronósticos anticipan una elección reñida, en la que tendrán más relevancia que nunca los estados llamados pendulares, en los que no existe una mayoría clara por un partido.
Uno de esos siete campos de batalla es Arizona, fronterizo con México y en los que el tema de los cruces está en el centro de la campaña. Cuatro años atrás, Biden ganó los 11 votos electorales que otorga este territorio por un margen escaso del 0,30%. Harris busca repetir el triunfo del partido al prometer en su visita allí mano dura contra la inmigración y más barreras al sistema de asilo.
Pennsylvania es clave al ser el que otorga más votos electorales entre los pendulares (19). La inflación es una de las principales preocupaciones entre sus habitantes. Trump aprovechó esto para atacar una y otra vez las políticas económicas de Biden, aunque el domingo pasado, en su cuarto acto allí en un mes, aprovechó para lanzar también un duro discurso contra la inmigración y el crimen.
En la localidad de Erie, Trump propuso un plan tan descabellado como peligroso, y en redes sociales se encargaron de compararlo con las películas de terror «La Purga». El republicano habló de «un día realmente duro, desagradable y violento» de represalias policiales para “terminar inmediatamente” con la delincuencia.