La Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR) realizó, mediante la legisladora del Frente de Todos y presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Victoria Montenegro, la presentación de un proyecto para derogar el artículo 86 del Código Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires.
Y eso porque lo que hace tal artículo es restringir y sancionar la actividad de trabajadoras y trabajadores sexuales en el espacio público.
En una conversación con «Me gusta cuando callas», la secretaria general de ANMAR, Georgina Orellano, contó que, este año, al no haber cuarentena preventiva y, por lo tanto, sin poder aplicar el artículo 205 de violación de las restricciones previstas, la policía de la Ciudad de Buenos Aires volvió a cargar con munición gruesa con actas contravencionales.
De hecho, eso pasa en situaciones en las que «muchas de nuestras compañeras -aseguró- no están ejerciendo el trabajo sexual, sino que están haciendo cosas de la cotidianeidad de cualquier persona».
«Tienen trato violento hacia las compañeras, tienen un dispositivo que se genera rápidamente cuando hay detenidas compañeras trans, se las requisa en el espacio público; situaciones vejatorias donde se las hace desnudar en plena luz del día y todo eso amparado con el artículo 86».
Por ese motivo, se reunieron con Victoria Montenegro y le plantearon la necesidad de derogar ese artículo, «para que no se puedan amparar en ninguna legislación, para que no le den potestad por parte, en este caso, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, para legitimar todo este tipo de prácticas violatorias hacia nuestros derechos humanos».
Durante la entrevista, Orellano también contó que con ANMAR mantuvo una reunión con el equipo de género del Ministerio de Seguridad a nivel nacional, «que han tomado también muchas de las propuestas que les llevamos desde la organización».
Además, siempre según la activista, ahí plantearon que no se respeta la Ley de identidad de género.
«El trato es muy violento sobre todo si las compañeras trans son migrantes. Ahí aparecen discursos racistas. Pero creo que más allá de que, lamentablemente, en esa cúpula policial está enquistada la mirada selectiva, clasista, el machismo, el patriarcado, también es cierto que ellos se amparan en este tipo de legislaciones», manifestó.
La caja policial
«Ejercen ese poder porque, detrás de eso, lo que se esconde es la caja policial. Nosotras lo tenemos muy claro. Sabemos que la policía tiene que capacitarse, tiene que cambiar la mentalidad, pero también es cierto que hay un negocio detrás de la clandestinidad, del trabajo sexual y el uso del espacio público», prosiguió.
En ese sentido, remarcó que algo similar sucede con los vendedores ambulantes y los artistas callejeros, en la medida en que «todo trabajo informal que se desarrolle en el espacio público es un negocio para la policía».
Así, para Orellano, a partir de la organización de las trabajadoras sexuales, en realidad, lo que se fue perdiendo fue precisamente la caja policial.
«Nosotras sabemos que el trabajo sexual, ni en la calle ni a nivel nacional, es un delito. Entonces, ya no nos comemos ese discurso que dice ‘la prostitución es un delito, podés ir presa, arreglemos económicamente».
La casa roja
Por otra parte, Georgina Orellano relató las actividades que se han desarrollado en La casa roja, en la equina de Constitución y Santiago del Estero.
«Empezó primero como una especie de unidad básica de las putas, un lugar de reunión, de formación política, de tener un espacio para ir, tomar un café, tomar un mate, charlar, poder dejar tu pertenencia, retirar preservativos; una vez por mes hacer testeos, campañas de salud sexual y reproductiva; asesoría legal», afirmó,
Sin embargo, la irrupción de la pandemia implicó un giro brusco y «transformó la casita en un centro de atención integral hacia las compañeras. Comenzamos primero brindando asistencia alimentaria a 50 compañeras, hoy seguimos brindando asistencia alimentaria a 700».
«Porque no solamente llegan las compañeras del barrio de Constitución, sino también están las compañeras de Flores, de Villa del Parque, de Once, del Microcentro, de Avellaneda, de Berazategui», completó.
Fuente: Me gusta cuando callas – FM La Patriada.