El 5 de agosto de 2014, tras 36 años de búsqueda, la jueza María Servini le comunicó a la Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, que habían encontrado a su nieto, que vivía en Olavarría. Dos días después, Estela e Ignacio, el nieto recuperado 114, se daban su primer abrazo.
A diez años de ese abrazo, Ignacio Montoya Carlotto compartió un hilo en X:
La sociedad en su conjunto tiene la gran obligación, ética y moral de no olvidar los sucesos trágicos que desde el pasado modelan el presente, para no repetirlos, para crecer y para mejorar.
Pero, en el plano estrictamente individual, en el universo de la víctima -como es mí caso- la memoria también se mixtura en parte con el olvido… Pero ¿Qué tipo de olvido puede ejercer quien todas las mañanas frente al espejo se observa a si mismo con la mochila trágica de un pasado que es mucho más grande que él mismo? La posibilidad de sanar surge de comenzar a honrar ese pasado estando siempre atento al presente y construyendo desde ahí el mejor futuro posible.
Desde esa tarde de 2014 he intentado que no me conviertan en una efeméride ambulante; evitar ser el rostro de otra cosa que no soy yo y evadir creerme nadie fuera de lo que
En la catarata de ensayos fallidos que suele ser nuestra vida, me guardo para mí y comparto para los demás el éxito de intentarlo siempre y en ese intento un mínimo fruto que queda. Uno de esos frutos es este disco que hoy se edita y se dio a llamar “Postales desde el abismo” entendiendo al abismo como dos cosas posibles; o bien un barranco al cual caerse o también la ilusión de las aves de volar desde muy alto. Por estos días decido la segunda opción.
Es hora de cerrar una etapa.
Que exista la paz porque sin paz la vida se transforma en una triste estadística que nunca nos contempla.
La posibilidad de sanar surge de comenzar a honrar ese pasado estando siempre atento al presente y construyendo desde ahí el mejor futuro posible.
— Ignacio Montoya Carlotto (@montoyacarlotto) August 5, 2024