Las urgencias son las que dominan el escenario por estas horas. Mientras los pasos que se dan en el Gobierno tienen la parsimonia, el peso de la burocracia del Estado y el acuerdo con el Fondo, extramuros la exigencia de soluciones inmediatas es indispensable para llevar comida a la mesa, pagar la luz y el alquiler. | Por Fabián Waldman
En la calle
“¿Cómo vamos a dejarle el país a ese loco?”, señala una mujer de treinta y tantos en la verdulería sobre la posibilidad de que Javier Milei llegue a la Rosada. Lejos de apoyar al gobierno, continúa con el monólogo: “¿Dónde está Alberto? ¿Lo viste? ¿Y Massa, que prometió controlar la inflación hace unos meses? ¿Ya asumió como Presidente y no me enteré? Tengo que renovar el alquiler, estoy sin contrato y me aumentan cada seis meses”.
Estas historias se cuentan de a millones hoy en Argentina. La falta de confianza en cualquiera de las propuestas describe el horizonte próximo. Son tres tercios de votos que suman el 70%, con un reparto que muestra solo una distancia de 3 puntos entre los adversarios. Y un cuarto de la población, 11.000.000 de habitantes, que no concurrió a las urnas. Entre ellos, los descreídos, los apáticos y los olvidados por el Estado de bienestar que supo ser. Para ellos, no existe hoy una alternativa de cambio que les ofrezca una mejor calidad de vida en un futuro cercano. Ni el gobierno de Mauricio Macri ni el de Alberto Fernández, ocho años de frustraciones apiladas. Años atrás fue que se vayan todos, hoy esa es la canción de cabecera de los liberales
“Se fue contento el viernes porque había vendido bien la moto, el lunes ya no le alcanzaba para lo que quería”, le contaba un hombre de unos casi cincuenta años a otro de treinta y pico en la tarde lluviosa de Palermo. Los viejos, recordando a los más jóvenes los momentos de hiperinflación, sin precios de mercaderías en algunos comercios. Con empresas monopólicas que no entregan sus productos o lo hacen con la factura abierta, es decir sin los valores. Carteles en las góndolas avisando que puede variar el precio cuando llegues a la caja. La fugacidad de un segundo puede ser el límite entre llevar un producto u otro.
“Hoy no tenemos precios y no nos entregan ni harina ni azúcar. Y cuando llegue, lo aumentaremos un 25%”, relata un panadero en Scalabrini Ortiz y Corrientes sobre los pormenores en estas jornadas de incertidumbre.
Las redes suman expresiones diarias del aumento constante de los alimentos, alquileres, salud o tarifas telefónicas. Una tormenta perfecta para servir en bandeja un banquete a una propuesta que promete una respuesta rápida y furiosa, que suena como música en los oídos de millones que ven en la vidriera cómo se agranda minuto a minuto el bolsillo y disminuye su contenido. La cultura del sálvese quien pueda impera en esta sociedad, donde nunca hay vuelta atrás para los aumentos, aunque el verde billete baje de valor.
En el Palacio
“Muy complicado todo y se tomó una medida sin previsión… ¿No habrá respuesta para los bolsillos? Sí va a haber respuesta. Esta semana”.
Sin negar el encuadre de la pregunta, la falta de protección a una devaluación, llegó la contestación a este portal desde el despacho presidencial. ¿Fue una medida que fue tomada en soledad por el Ministro sin consultar al Presidente? En todo caso, ya no importa, pues es el derrotero elegido por asentir o dejar hacer libremente. Hasta este momento, no hay confirmación oficial acerca dedel día u horario en que se conocerá y de qué manera se realizará el anuncio sobre la recomposición de los ingresos de los trabajadores para paliar los efectos de la devaluación. Massa reiteró anoche, en el canal de noticias TN, lo que había concedido en la previa de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO): la posibilidad primero de una suma fija. Se verá en breve.
A primera hora del lunes convalidó el gobierno, sin anuncio previo y filtrándola a los medios, una devaluación del 22%. La medida implementada por el ministro de Economía había sido acordada con el FMI. Condición sine qua non para poder acceder a una remesa de divisas que, según se supo un rato más tarde por un documento del organismo, desembolsaría la semana próxima. Allí juega todas sus fichas el candidato de Unión por la Patria, pero la historia mundial y la argentina en particular tienen antecedentes de incumplimientos por parte del Fondo. Por eso La Patriada volvió a consultar: “¿No hubo riesgo en anticipar la devaluación sin contar con el desembolso primero, conociendo la historia del Fondo y Argentina?”. “No. Estaba todo acordado”, fue la respuesta de altísimas fuentes.
De esta manera, hicieron saber que está cerrado el acuerdo y no hay allí ningún atisbo de dudas sobre el cumplimiento desde los EEUU. La medida tomada sin un plan de contingencias que al mismo tiempo compense el bolsillo de los trabajadores, tanto formales como informales, siembra un tendal de dudas sobre la eficiencia de las compensaciones.
En la previa de las PASO, las empresas venían tomando recaudos sobre posibles movimientos y el lunes, antes de la apertura de los bancos, ya estaba el clima enrarecido. Massa trató de evitarlo enviando un mensaje el sábado, antes de la elección: habló del presupuesto 2024 con déficit cero, créditos internacionales por u$s 500 millones y medidas para las empresas. Pero el apetito no tiene límites y sacudió más allá de la suba de la tasa de interés. El poder económico siempre actúa de la misma manera desde hace 40 años. Hacer temblar la economía es una de las herramientas para condicionar al sucesor y eso, en este caso, tiene un aliciente. Dos de los tres postulantes no tienen empacho en decir que harán los deberes del Fondo a cualquier costo, pase lo que pase.
“Yo estoy viendo una situación similar a la vivida por Alfonsín”, se sincera un funcionario en Balcarce 50. Tiene expectativas negativas para las generales y critica el discurso de UxP, fuera de contexto. “Nosotros les hablamos del Conicet y la gente se caga de hambre, estamos dejando peor el país que Macri”. Enojado con el fuego amigo y la falta de participación en la campaña de Máximo Kirchner y Eduardo Wado De Pedro entre otros, no oculta su pesimismo hacia el 22 de octubre.
En cambio, otro habitante que tiene su despacho en Gobierno sostiene que todo está abierto. “Son solamente tres puntos que nos distancian de Milei”, acota.
Pesimismo, optimismo, resignación. Hay menú para todos los comensales. El precio del banquete se desconoce aún.