Feb 08 2025
Feb 08 2025

La búsqueda de la fórmula

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De Pedro no cosechó los respaldos enfáticos que merecería ni hubo confirmación oficial de la candidatura de Manzur. Massa no depone sus aspiraciones y Scioli, que no se baja, tampoco anuncia el nombre de su vice. | Por Pablo Dipierri

El periodismo argentino en pleno se convirtió ayer en una noticia en desarrollo. El cierre de las listas de la coalición oficialista evidenció la falta de sutura en el peronismo y la prensa fungió, una vez más, como arena para que la dirigencia política dirima sus diferencias.

Aunque por la mañana del jueves, la agenda acelerara con la extraña confirmación en off de que el ministro del Interior, Eduardo Wado De Pedro, y el gobernador saliente de Tucumán, Juan Manzur, compondrían el binomio identificado con la vicepresidenta Cristina Kirchner en las primarias de Unión por la Patria, 24 horas después la fórmula carece de firmeza constatable. La dificultad para que se ratifique formalmente lo que se vocea en pasillos o se tipea por WhatsApp es la ausencia de síntesis que animó la experiencia del Frente de Todos desde su asunción.

Hasta donde supo La Patriada, la filtración que corrió como reguero de pólvora en los medios de comunicación provino originalmente desde el campamento de Manzur, pero con la habilitación concedida desde las más altas esferas del kirchnerismo. La especie se camufló con una versión que advertía que el candidato podría terminar siendo el funcionario mercedino junto a su par tucumano pero que todavía no era fiable porque la información no había sido divulgada desde el despacho de la Vicepresidenta en el Senado ni desde las oficinas del diputado Máximo Kirchner en la Cámara Baja.

El apresuramiento que hizo que el sistema político se atragantara con las medialunas del desayuno fue consecuencia de una maniobra atribuida al ministro de Economía, Sergio Massa, durante el almuerzo que mantuvo el miércoles con el presidente Alberto Fernández. Irritado por la inclinación de la ex Presidenta hacia la entronización de su colega de Interior, el tigrense le habría propuesto al Jefe de Estado apoyarse en él mismo como candidato único, apalancándose en un scrum de gobernadores y facilitándole la declinación o la subordinación de Daniel Scioli en su propia aventura electoral. La negativa del primer mandatario desató la furia del capo del Palacio de Hacienda y, según corroboró este medio con otras dos fuentes, el líder del Frente Renovador cerró su jornada “a las puteadas”, cerca de las dos de la madrugada del jueves, en un mitin con el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Olmos, y el diputado Kirchner.

Si bien la Casa Rosada desmiente enfáticamente ese relato, en el massismo le atribuyen al propio Fernández la responsabilidad de haber alimentado esa narrativa. “Es un mentiroso y solo busca hacer daño”, espetaron. Ante ese movimiento de fichas que hiciera Massa, el kirchnerismo habría contestado con la comunicación oficiosa de una fórmula que todo el espinel de la fuerza política reconoce pero casi nadie respalda públicamente.

Cerca de la Vicepresidenta le dijeron a este portal que Massa se subía el precio de forma exorbitante. Tanto que en horas de la tarde se rumoreaba que el socio de la coalición que hace diez días amenazaba con irse del Gobierno si había PASO volvía a blandir su cantinela extorsiva y aguardaba la visita de la titular del Senado en el despacho de la Presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau.

Al cierre de este artículo, el massismo persistía en sus negociaciones y el nombre de Manzur permanecía en un limbo inexplicable, aunque algunos desarrollos territoriales ya tengan impresos los afiches con la imagen del ministro del Interior y el tucumano. Paradójicamente, se espera que la primera aparición en sociedad de la dupla Wado-Manzur se produzca el próximo domingo, cuando se conozca el saldo del escrutinio electoral en Formosa, donde Gildo Insfrán sería revalidado en su cargo contra los anhelos de una oposición que fue a llorar a la Corte Suprema sin que los togados se pronunciaran en contra porque, hasta ayer, no habían reunido los votos para impugnarlo. Es decir, la fórmula no está inscripta aún pero ya tiene cita para su bautismo sin que ningún dirigente de peso territorial y político se golpee el pecho delante de las cámaras.

La suerte de Scioli, por tanto, no es demasiado diferente. Por más tesón y optimismo que utilice como revestimiento discursivo, se presentó como precandidato en el teatro ND Ateneo, propiedad de Enrique Albistur, pero no anunció el nombre de su compañere de fórmula. Lo acompañaron la ministra de Desarrollo Social y precandidata a gobernadora, Victoria Tolosa Paz, y el radical Nito Artaza, que se zambulle a la kermés perdidosa por el cetro en la Ciudad de Buenos Aires. El dato más jugoso de su ceremonia fue la postulación del otrora secretario general de la CGT y máximo referente del sindicato de Camioneros, Hugo Moyano, como cabeza de la nómina de diputados nacionales por la Provincia de Buenos Ares. La flaca puesta en escena tienta a los que porfían con el reclamo de su rendición.

Así, se estira la definición, engorda la angustia por incontinencia en Twitter y languidece la consistencia ideológica de un oficialismo que quedó preso de la urgencia de la discusión sobre qué candidatos peronistas podía promover, sin haber saldado el debate sobre qué peronismo le podía ofrecer a la sociedad.

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