Según los expertos, la Amazonía brasileña perdió 21 árboles por segundo durante el último año del Gobierno de Bolsonaro. El presidente Lula Da Silva lanzó un plan interministerial coordinado para frenar la devastación.
La deforestación en Brasil el año pasado se extendió por 20.576 kilómetros cuadrados de vegetación en 2022, el último año de gobierno de Jair Bolsonaro. Esta devastación registrada equivale a 13 veces el área de la ciudad de San Pablo o casi toda la provincia argentina de Tucumán. El presidente Lula da Silva prometió que su gestión busca la deforestación cero hasta 2030.
Alrededor del 91% de la deforestación ocurrió en la Amazonía y en la ecorregión del Cerrado, ubicado en la sabana tropical típica de Brasil, según indicó el informe anual del Sistema de Alerta de Deforestación MapBiomas (Sad), una plataforma que reúne universidades, ONGs y empresas de tecnología para analizar y producir datos sobre deforestación e incendios.
En este sentido, la caatinga -el bosque seco más grande de Sudamérica-, la pampa gaucha y el Pantanal -el humedal más grande del mundo- también registraron aumentos en la deforestación.
En promedio, el país perdió un área en un 22.3% superior a la destruida en 2021, que equivale a 5.128 canchas de fútbol al día, consignó la agencia ANSA.
Según los cálculos de MapBiomas, la Amazonía brasileña perdió a cada segundo del año pasado un promedio de 21 árboles.
Una de las principales actividades impulsoras de la deforestación es la agricultura, que representa el 96% de la destrucción, mientras que los buscadores y mineros de oro ilegales representan el 0,28% y el 0,05%, respectivamente.
Por otro lado, las tierras indígenas y quilombolas (comunidades afrodescendientes) siguen siendo los lugares mejor conservados del país, donde la deforestación total el año pasado fue de 1,4%.
La mata atlántica fue el único bioma que no mostró un aumento de la deforestación entre 2021 y 2022, pero se mantuvo en unas 30.000 hectáreas perdidas, una cifra alta para el bioma.
El plan interministerial de Lula para contrarrestar la deforestación
Bajo el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro, Brasil se unió a un pacto en 2021 con más de 140 países para poner fin a la deforestación a nivel mundial para 2030.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien asumió el cargo el 1 de enero, lo ha convertido en una pieza central de su política medioambiental. “Me comprometo a retomar el liderazgo mundial de Brasil en la mitigación del cambio climático y el control de la deforestación”, afirmó Lula en su discurso en el evento de lanzamiento del proyecto.
El Plan de Acción para la Prevención y el Control de la Deforestación en la Amazonia (PPCDAm) establece una política coordinada entre más de una docena de ministerios hasta el final del mandato de Lula en 2027.
Entre sus disposiciones propone un mayor uso de inteligencia e imágenes satelitales para rastrear la actividad criminal, la regularización de los títulos de propiedad y el uso de un registro rural para monitorear el manejo correcto de los bosques considerados vitales para frenar el cambio climático global.
Se recuperarán los bosques degradados y se incrementará la vegetación nativa a través de incentivos económicos para la conservación y el manejo forestal sostenible, dice el plan.
Entre las acciones a tomar, las autoridades cruzarán la información del sistema financiero con el registro rural y otras bases de datos e imágenes satelitales para erradicar a los madereros y ganaderos ilegales.
También busca desarrollar una economía verde para sostener la región amazónica sin deforestación que incluirá la certificación de productos forestales, asistencia técnica a los productores, provisión de infraestructura, energía y conexión a internet, y el fomento del ecoturismo.
Lula también dijo que su Ejecutivo tiene la intención de anunciar un nuevo conjunto de medidas para combatir delitos como la tala ilegal, la minería ilegal, la caza y la pesca en territorios indígenas, áreas de protección ambiental y en la Amazonia en su conjunto.
Con información de Télam y Reuters