Feb 08 2025
Feb 08 2025

La diáspora jujeña, bajo el asedio de Morales

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La dispersión peronista en la provincia norteña compromete la suerte del paño presidencial de Unión por la Patria en el cuarto oscuro. Los apoderados de la alianza a nivel nacional esperan un fallo de la Cámara Electoral para salvar la ropa. | Por Pablo Dipierri

Sergio Massa y Agustín Rossi se quedaron ayer sin listas que pendieran de sus nombres en el peronismo jujeño. Las inquinas locales entre las diversas fracciones del Partido Justicialista (PJ), las maniobras quirúrgicas de Gerardo Morales para libanizar su oposición y la falta de conducción de un Frente de Todos en descomposición a escala nacional forjaron un nuevo papelón para el oficialismo.

El culebrón estalló anoche, pero la historia se remonta hasta la semana pasada. A las 22:28, voceros ligados a despachos de los dirigentes más encumbrados de La Cámpora distribuyeron un comunicado de prensa por WhatsApp informando que “Unión por la Patria le bajó la boleta a Carolina Moisés y no va a poder llevar la boleta de Massa”. El parte enviado a los periodistas narraba que el juzgado electoral de Jujuy, a cargo de Esteban Hansen, se había entrometido y pretendía “decidir con qué fórmula presidencial” debía competir la fuerza política. Desde el estrado judicial, se habría dictaminado que les candidates más identificados con el kirchnerismo no pudieran adherirse a la fórmula más taquillera y el vicejefe de Gabinete y apoderado de UxP, Juan Manuel Olmos, redactó una resolución interna desacoplando también a Moisés de la dupla principal.

El desconcierto para cualquier observador del área metropolitana podría ser total si carece de datos sobre pujas y deslizamientos del peronismo de la provincia norteña en los últimos años. Para este turno electoral, los habitantes empadronados no solamente votan precandidatos a presidente sino también senadores y diputados. Ante la falta de síntesis, el PJ corcoveó hasta el 24 de junio para definir boletas y esquemas ordenados pero la unidad era imposible: el saldo que arrojaron las pulseadas fue que la diputada nacional Leila Chaher, a la sazón, militante de la agrupación liderada por Máximo Kirchner, fuese postulante a la Cámara Alta, y Moisés también. Ambas colgarían del binomio Massa-Rossi pero por tiras separadas, derecho que se les negó a los contendientes del sector conducido por Rubén Rivarola, titular del PJ y socio de Morales en una serie de rentables emprendimientos.

En diálogo con La Patriada, la vicepresidenta del partido, Liliana Fellner, lamentó el desenlace y “atribuyó ambición” y “falta de escrúpulos” a los otros dos sectores. Aun quedándose con boleta corta, es decir, sin posibilidad de ir prendidos a la fórmula presidencial oficialista, Rivarola y Fellner anunciaron que la militarían. Y tras el escándalo de las últimas horas, aseguran que pondrán la boleta suelta del tigrense y el rosarino al lado de la suya.

La agudización de la interna no obedece solamente al plano local o, por lo menos, es la efervescencia distrital que burbujea hasta la superficie y salpica a las más altas esferas del Senado y la Casa Rosada. Porque el viernes pasado Moisés recurrió al juzgado de Hansen para impugnar la lista de Chaher, luego de que Juan Grabois asomara en la trifulca. Según corroboró este medio con fuentes de las distintas facciones, el precandidato que enfrenta a Massa en las PASO aceptó que la aspirante a la senaduría en representación del kirchnerismo se anexara también a su apellido pero rechazó de plano que Moisés tuviera la misma chance. El referente de la UTEP alegaba que Moisés había llegado a la Legislatura jujeña de la mano de Rivarola.

Esa situación otorgaba una ventaja a Chaher en las primarias y su competidora apeló a la sede judicial ocupada por Hansen. Como suele suceder en pueblo chico, el secretario del magistrado sería pariente de la litigante pero, además, Moisés comparte papeleta con el actual senador Guillermo Snopek, quien encabeza la nómina de diputados. Hermano de Tulia Snopek, pareja del Gobernador, y afectado por un “resfrío” que lo obligó a ausentarse de la sesión en el Senado que cayó por falta de quórum ayer, no respondió a las preguntas de este medio a pesar de que su nombre es objeto de variados vituperos.

Las malas lenguas en territorio jujeño reponen que Snopek era profundamente antikirchnerista hasta 2017. Su candidatura a senador y una pelea familiar, lo llevaron a acercarse a la vicepresidenta Cristina Kirchner en busca de protección o legitimidad y a la colaboración en el patrocinio legal del ex marido de su hermana por refriegas de índole privada, respectivamente. En el Congreso, agregan que cada votación era un suplicio para el bloque oficialista porque el edil jujeño ponía condiciones para sentarse en su banca y votar por la afirmativa cada proyecto. Incluso, conceden recién ahora que la ruptura de Snopek con la bancada liderada por la ex Presidenta aconteció cuando la diseñadora del Frente de Todos ya no pudo “contenerlo”. Aunque aquella escisión se explicó públicamente por la incidencia del cordobés Juan Carlos Schiaretti y las vacilaciones gubernamentales del presidente Alberto Fernández, imputadas sobre todo por el senador Edgardo Kueider –un albertista desencantado-, las argumentaciones de la hora reconocen que el alejamiento era sobre todo en relación al kirchnerismo.

Apropósito del entuerto en curso, Moisés y Snopek adujeron en un comunicado firmado por ambos que “la lista de La Cámpora apeló la decisión” judicial “fuera de términos legales con artimañas políticas”, y acusaron a ese sector de “manipular versiones”, colocándose en un lugar funcional al poder de turno. Desde el entorno del diputado Kirchner, en tanto, ubican la maniobra judicial bajo el signo de “una nueva embestida del sistema político de la provincia de Jujuy, que delata la connivencia y los pactos de poder con el partido judicial” de esa jurisdicción. Además, sugieren que por el momento desconocen “el móvil” de Moisés para el reclamo en el juzgado de Hansen.

Por su parte, el PJ provincial rescata que el 26 de junio se remitió una carta al ex jefe de bloque del Frente de Todos para pedirle que obrara con el propósito de que también se avalara la posibilidad de que Rivarola fuera adosado a Massa. La resistencia –o reticencia- del sector más duro del kirchnerismo radicó en los anhelos de intervenir el partido por la profundidad de los entendimientos entre Rivarola y Morales. El cierre de listas fue una semana después de la sanción de la nueva Constitución jujeña, apoyada por radicales y peronistas, y la salvaje represión a la intergremial y las comunidades originarias que se oponían.

Aun así, los dirigentes del peronismo tradicional se quejan porque en Buenos Aires los trataron a todos como traidores. “No escuchaban razones, la única verdad es la que estos tres personajes con sus allegados dijeron y enredaron”, facturan aludiendo a Chaher, Moisés y Snopek, y añaden: “nosotros pedíamos igualdad de condiciones para los tres y nos volvimos sin nada y con amenazas de intervenir el partido”.

Un dirigente camporista señaló ante este portal que la PASO entre Rivarola sin el beneficio de ir prendido de Massa y Moisés y Chaher con ese apoyo emparejaba la suerte de los tres. Por presidir la estructura partidaria, el legislador y director del diario El Tribuno cuenta con recursos y capilaridad territorial, llegada y conducción sobre intendentes, concejales y actores con capacidad de agencia.

Al cierre de este artículo, no había resolución al conflicto y la fórmula que debía armonizar la turbamulta peronista no tenía lista local donde asentarse. No obstante, el kirchnerismo hardcore presume que la Cámara Nacional Electoral, bajo la órbita de María Romilda Servini, pondría las cosas en su lugar.

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