Por Fabián Waldman
El Gobierno convocó a legisladores de la oposición dialoguista a comer un asado en Olivos para festejar el veto al aumento a los jubilados. Las explicaciones del vocero Manuel Adorni y las repercusiones en el país y el mundo de semejante gesto.
«No tuvo costo político» para el Gobierno la crítica expresada hasta por los periodistas propios.
«¿El tuit de Manuel Adorni posteado ayer a la noche no fue la expresión del recibimiento de un golpe?», reiteró insistente este cronista. El gesto del funcionario se mantuvo impávido, acostumbrado a la poner cara de póker. A pesar de la mirada oficial, durante toda la jornada de ayer retumbó el cruce con La Patriada Web en la conferencia de prensa y la palabra «empatía» llegó al «Pirulo» de tapa de Página 12, además de haber sido nota de decenas de medios nacionales y algunos extranjeros como la cadena RT y El País de España.
Mientras afuera de la Residencia Presidencial de Olivos los jubilados se manifestaban en contra del asado cortando la Avenida Del Libertador, adentro del quincho hacían fila para abonar el cubierto que los habilitaba a comer un asado.
«Una fila de 80 personas para pagar, ¿a vos te parece? Nos podrían haber debitado de la dieta directamente», contó a La Partida Web un comensal. Además, como les habían quitado los teléfonos al ingresar, aquellos que no tenían tarjeta de débito debieron salir a buscarlo nuevamente para abonar.
Los responsables del asado fueron los trabajadores de la Residencia de Olivos y el cobro fue realizado a través del posnet perteneciente a Comedor Casa Rosada, CUIT 30-57190837-5, con dirección en Hipólito Irigoyen 219, el ingreso adyacente al Museo del Bicentenario.
Manuel Adorni expuso a los empleados en las fotos mientras estaban trabajando. No fue muy bien recibido por ellos, que se vieron escrachados en las redes sin comerla ni beberla.
El asado lo hizo César, el rey de la parrilla, que forma parte del personal fijo en Olivos. A los mayordomos se les sumaron seis mozos de la Casa Rosada y uno que trabaja en la cocina. La mayoría de los mayordomos decidió compensó las horas, es decir, no fueron a trabajar el martes a Balcarce 50.
En la parilla hubo entre seis o siete kilos de vacío y otro tantos de tiras de asado, además de los consabidos chinchulines, mollejas, morcillas y chorizos.
Hubo cuatro ensaladas para elegir (papa y huevo; rúcula y parmesano; zanahoria y tomate; y lechuga), vino y mousse de chocolate de postre.
Al terminar el ágape, ya no se escuchaba la protesta de los jubilados. La empatía de los libertarios había quedado estampada en la velada con su propia foto de Olivos.