Oct 15 2024
Oct 15 2024

La épica al borde del abismo

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Por Pablo Dipierri

Aunque el triunfo haya convertido a Javier Milei en el fetiche de la prensa, la ratificación o ampliación de su caudal electoral habrá de corroborarse en los próximos comicios. En todo caso, su batacazo en las urnas zamarreó al sistema político y produjo los primeros deslizamientos en el tablero.

En primer lugar, el ex presidente Mauricio Macri se pavonea como el líder opositor redimido por el aplastamiento de Horacio Rodríguez Larreta, el desconcierto de Patricia Bullrich por acreditar menos sufragios que La Libertad Avanza y la pleitesía que le prodiga Milei. Durante el fin de semana pasado, crecieron las especulaciones sobre un eventual entendimiento entre el ex presidente y el vencedor de las PASO, aunque en PRO nieguen cualquier posibilidad al respecto.

Idéntico tenor e iguales denegaciones animan la especie sobre un acuerdo en Provincia de Buenos Aires, entre el verdugo de Diego Santilli, el incombustible Néstor Grindetti, y la candidata a gobernadora por LLA, Carolina Píparo. Si la mujer depusiera sus aspiraciones, proyectan en el macrismo, su acumulación electoral migraría a la cosecha del ex ministro de Hacienda porteño y la suerte de Axel Kicillof devendría en desgracia. Ese pacto, a su vez, supondría otro a escala nacional, entre la otrora jefa de Seguridad de Cambiemos y Milei pero labrarlo parece difícil.

Enfrente, el ministro de Economía y candidato a presidente de Unión por la Patria (UxP), Sergio Massa, ensaya gestos aperturistas sobre radicales y peronistas disidentes que orbitaron bajo las figuras del jefe de Gobierno porteño y el gobernador cordobés, Juan Carlos Schiaretti. Las primeras apelaciones del tigrense a la idea de conformar un gobierno de unidad nacional despertaron rechazos en casi todas las tribus, pero también adhesiones: anoche, el ex senador Mario Cimadevilla (UCR) calificó a Macri de “tilingo”, en el marco de una entrevista concedida a la TV Pública, y recordó que el ex presidente Raúl Alfonsín aludía en sus discursos a Juan Domingo Perón y Eva Perón, además de mencionar a Leandro N. Além o Hipólito Yrigoyen.

A todo esto, un consultor político que trabaja para LLA advierte que los primeros tracking realizados por su empresa para el territorio rionegrino, donde Lorena Villaverde apabulló con sufragios tanto al gobernador electo, Alberto Weretilneck, como al ministro de Justicia y lugarteniente de La Cámpora, Martín Soria, muestran que Milei sigue creciendo en intención de voto. La pertenencia del actor que divulga el sondeo inhabilitaría sin objeciones la información vertida si no fuera porque también hay sondeos de encuestadores afines al oficialismo que registran un incremento de apoyos al libertario, bajo el influjo de su triunfo en las primarias. Hay, en ese sentido, quienes dicen que podría ganar en primera vuelta y quienes admiten que sube en caudal pero no le alcanzaría para sacar 10 puntos de ventaja sobre su perseguidor en las urnas.

Ante ese escenario, al peronismo se le queman los papeles. No parece que la elección pueda ganarse con argumentos económicos, terreno en que los principales cuadros del gobierno en curso se encargaron de demoler la experiencia del Frente de Todos imputándole el pecado de incumplir con la redistribución del ingreso.

Después de todo, hasta Milei modera ahora sus palabras: en los últimos 8 días relativizó los alcances o la premura de la dolarización, los recortes al Estado o los despidos y la batalla contra la inflación fue recubierta de excusas de antemano. Basta leer la entrevista que le hiciera el diario Clarín a Diana Mondino, candidata a diputada por la PBA en representación de LLA pero con destino comprometido en el gabinete si su partido prevalece en octubre. En ese reportaje, Mondino responde, ante la pregunta por la “inflación desbocada” y las chances de aplicar “un stop”, que “técnicamente no se puede”. “La gente quiere que la inflación se acabe el 10 de diciembre, pero sería una tragedia y no una solución”, aseguró.

Tal vez, la última chance de UxP esté en la recuperación de una conexión emotiva, fabricada de abajo hacia arriba y no precisamente con la identificación nostálgica con lo que fue el kirchnerismo. A Massa, abandonado a su suerte antes de las PASO por quienes propiciaron su entronización desde las gobernaciones, las intendencias y el Senado, le tocaría desprenderse del lastre de una identidad que eclipsa su albur y el de todo el país.

Otra vez como en 2015, y contra la dirigencia que timbeó el capital de la coalición gubernamental a través de Twitter, la militancia podría componer la sinfonía de una épica que la mezquindad de las superestructuras ya no pueden interpretar. Se corroboraría entonces, ya al borde del abismo, si Perón tenía razón cuando dijo que “solo el pueblo salvará al pueblo”.

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