Una mirada teatral de las obras que sacuden y conmueven
Por Sergio Gusenko
Tantas veces representadas las metáforas del poder en Shakespeare, tan pocas veces imaginada Ricardo III como en la visión del dramaturgo Mariano Saba quien plantea su universo en el paisaje fabril del conurbano de la década del 90´, en una fábrica de guillotinas administrada por tres hermanos.
La distancia material del original otorga audacia a la producción de una obra que se defiende sola. La dirección de Nelson Valente e Ignacio Gómez Bustamante decide, desde la primera escena, el tono que recrea el clima violento de los vínculos rotos. Para eso cuenta con el hermoso espacio del callejón y con su gran eficacia para explorar los distintos niveles del espacio arquitectónico. Además, se destaca el gran trabajo con el dispositivo escenográfico.
Por último, el elenco está a altura de las circunstancias a lo largo de las escenas. Julián Ponce Campos compone un Ricardo de gran belleza poética con su renquera y su respiración, embarrado en la mierda de la maquinaria del dinero. Mariana Mayoraz crea con capas un torbellino emocional que conmueve.
El espectador saldrá noqueado por tanta entrega a corazón abierto y con la retórica pregunta de cuándo caerá la mierda capitalista.
Los finales felices son para otros.
Los finales felices son para otros tiene función los días martes a las 20:30 hs en Espacio Callejón, Humahuaca 3759, CABA y las entradas se pueden adquirir aquí.