Abr 23 2025
Abr 23 2025

La versión argentina de «La casa de papel». Por Martín Unzué*

Publicado el

Advertencia: este artículo incluye SPOILERS

La serie española “La casa de papel” ha resultado un fenómeno que a tono con los nuevos tiempos de servicios de entretenimiento globalizados, logra convocar a varios millones de espectadores en todo el mundo, tal como lo hace en Argentina. ¿Qué será lo que explica semejante éxito?

Más allá del fenómeno de la serie, nos interesa presentar brevemente el núcleo de su trama: se trata de una banda que irrumpe en la Casa de la Moneda, con el fin de realizar el mayor atraco de la historia. Todo muy prolijamente calculado por los asaltantes, el gran objetivo desde que se produce la toma parece estar en prolongar la ocupación del edificio todo lo posible, porque mientras se encuentran en su interior con un número importante de rehenes, las impresoras de euros están funcionando a pleno, y cada hora que pasa “son 8 millones de euros más” (como dice insistentemente la voz que lleva el relato de la serie).

Pues bien, lo que queremos decir en esta columna es que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) está reproduciendo su versión local de la serie española, a mayor escala, y sin red.

El paralelo es sencillo. Una banda de especuladores locales e internacionales, todos con sus fondos en divisas, vienen comprado las ya famosas letras del banco central (LEBACs). Unos títulos públicos que reúnen una serie de particularidades como su corto plazo, la alta tasa de interés que pagan (hoy por arriba del 30% anual), y que emitidos en pesos, son utilizados para esterilizar la oferta monetaria. Vale decir, el BCRA emite dinero a mansalva (las imprentas de la Casa de papel parecen un juego de niños en comparación), pero siguiendo el credo monetarista, buscan controlar la inflación absorbiendo esos pesos con la emisión de bonos, que no hacen otra cosa que crecer en volumen, de la mano del déficit cuasi-fiscal. Hoy son algo próximo a los 1,3 billones de pesos, lo que es bastante más que toda la base monetaria (es decir, todo el dinero que tenemos).

Acá la comparación se vuelve más próxima: el gran deseo de la banda de especuladores, como el de la banda de atracadores (si se perdió no importa cuál es cuál, concéntrese en el argumento) es que pase el tiempo, todo el tiempo posible, sosteniendo una situación que todos saben que no se puede sostener indefinidamente.

Pero bueno, cada hora se imprimen más billetes, y cada hora que pasan, las LEBACs le dejan a sus tenedores algo así como 45 millones de pesos!! (1,3 billones al 30% anual da ese número de interese por hora, pero si duda, usted puede sacar la cuenta con una escolar regla de tres simple).

En este punto, en la serie y en la realidad, todo se juega en que logren salir con sus millones, escapando del inminente riesgo sea de las balas o las devaluaciones.

Porque para nuestra Casa de Papel argentina, una corrida cambiaria que deprecie el valor de los pesos es tan riesgosa como para los personajes de la serie el ser atrapados por las fuerzas de choque policiales que sitian el edificio: los que queden adentro perderán, y hay que hacer todo lo posible por permanecer la mayor cantidad de días, en un juego de ajedrez donde el timing es la diferencia entre la fortuna o la nada.

Pero bueno, también como en la serie, acá tenemos algunas ayudas externas de enorme valor. La última semana de abril el BCRA decidió intervenir fuertemente en el mercado cambiario, saliendo a vender más de 4300 millones de dólares que, en buena medida, sirvieron para que los especuladores que han comenzado a ver el abismo, vendan sus LEBACs, y salgan a reposicionarse en dólares, antes de que se produzca una devaluación mayor, sea por el aumento de las tasas de interés de la Reserva Federal, por el valor internacional del dólar, o porque todos los indicadores del sector externo de la economía argentina están en un profundo rojo.

Lo que podemos decir es que la decisión del Banco Central permite que el botín de una semana haya llegado a esos 4300 millones de dólares. Los atracadores de la Casa de Papel esperaban alzarse con escasos 2400 millones.

Queda por verse en qué capítulo termina la actual temporada, pero todo parece indicar que los rehenes se llevarán la peor parte.

 

  • Politólogo y economista (UBA)
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