El 13 de junio se debatirá en el Congreso de la Nación por primera vez la ley de interrupción voluntaria del embarazo. El proyecto que finalmente se consensuó en plenario de cinco comisiones es el que presentó la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito ( ver proyecto de aborto legal), que tuvo algunas modificaciones sustanciales pero que no invalidan el avance insoslayable que implicará la sanción de esta ley. Cabe remarcar que el proyecto presentado por la Campaña ha sido el resultado de un trabajo colectivo, de más 500 organizaciones y actualizado en varias oportunidades (ya que esta es la 7ma vez que es presentado en el Congreso) en base a debates y modificaciones legales. Necesitamos que esta ley sea aprobada para terminar con la clandestinidad de esta práctica.
El aborto, cuestión de salud pública
Según datos del Ministerio de Salud de la Nación se realizan en Argentina 54 abortos por hora. Se deduce que anualmente se producen entre 370 y 520 mil abortos, es decir 1300 abortos por día. La penalización de la práctica no disuade a las personas gestantes a llevarse a efecto aunque pongan en riesgo su salud, y ha fracaso luego de casi 100 años como forma de evitar los abortos. Hay informes y trabajos que sostienen que en donde se ha legalizado el aborto las tasas de terminación de embarazos es más alta. Es decir que la legalización implicaría menor cantidad de embarazos no deseados y mayor cantidad de embarazos deseados…
Desde la recuperación democrática se han muerto 3030 mujeres por abortos inseguros. Entre 2013 y 2015, el aborto representó el 18% de las muertes maternas. Es la principal causa individual de “muerte materna”. Se estima que la legalización del aborto incidirá positivamente también en el porcentaje de mortalidad materna de causas indirectas (enfermedades preexistentes -26%).
Otra consecuencia del riesgo de la ilegalidad del aborto es la morbilidad materna, es decir, las afecciones de salud de las personas gestantes como resultado de prácticas inseguras. En el año 2013, 49 mil mujeres egresaron de hospitales públicos luego de una internación por complicaciones de un aborto, es decir 135 mujeres por día.
La clandestinidad nos empuja a prácticas inseguras. Sobre los datos citados de 2013, solo el 1% de esos abortos fueron codificados como legales.
Las mujeres pobres, que son la mayoría de los pobres, son doblemente víctimas de la ilegalidad del aborto. Un ginecóloga/obstetra católica en estos días hizo viral una frase: las ricas se confiesan y las pobres mueren. Todas igualmente victimas por la ilegalidad, y las pobres doblemente victimas por la inseguridad de la practica en donde la falta acceso a una interrupción segura del embarazo las expone a mayor la marginalidad. Por eso entendemos que la legalización del aborto es justicia social.
Despenalización social
Las reuniones informativas en el Congreso, fueron oportunidad de audiencia pública, de hablar, de escuchar a cientos de mujeres y hombres, de construir sentidos colectivamente. Referentes, profesionales, especialistas, artistas, militantes pudieron contarnos y contarse: las mujeres abortamos, las mujeres decidimos, las mujeres exigimos el reconocimiento de nuestra soberanía.
Como sostuvo Marta Dillon, la libertad se persigue a pesar del riesgo que ello implique, lo que deben decidir nuestros legisladores es si vamos a seguir abortando solas, en la clandestinidad o si el Estado se va a hacer cargo de que existe y de cuidarnos.
La importancia del proceso que hemos atravesado estos últimos meses es que el aborto ha salido de los placares, del ocultamiento y de la vergüenza. Las mujeres abortamos, las mujeres decidimos sobre nuestros cuerpos.
Este decir en voz alta es una herida muy fuerte al patriarcado que se ha apropiado inmemorialmente de nuestros cuerpos, es un cuestionamiento radical al orden social ya que el suvertir ese mandato supone cuestionar la reproducción de las desigualdades y violencias a las hemos estado sujetas.
Nunca hemos sido consultadas, por eso esta ley refiere a la igualdad, a la democracia y a la libertad. “Nadie puede sustituirnos en relación a las decisiones que nos implican, que nos tienen como protagonistas, porque tiene relación con nuestra vida, con nuestros sentimientos, con nuestra responsabilidad como seres humanos”. La centralidad del individuo del que liberalismo hizo promesa nunca se hizo cierta para la mujeres en lo más intimo y vital cómo es la decisión de ser madre o no serlo. Nuestra demanda es por ser sujetos de derechos plenos, nuestra demanda es por el disfrute de una sexualidad libre, por que nuestros cuerpos sean nuestros. Diana Maffia sostuvo que “los derechos de toda persona en relación a su sexualidad pueden ser reproductivos o no reproductivos, el Estado debe garantizar ambos derechos y ambos planes de vida con políticas adecuadas. No podemos ser obligadas a maternar, nuestra capacidad no implica una obligación. Tenemos derecho a una maternidad deseada y no el deber de una maternidad forzada. Que el aborto se legalice es un reparación de la desigualdad de poder en la apropiación de las decisiones de los cuerpos gestantes, que no se legalice y se perpetúen los abortos clandestinos, también es una decisión política que sostiene dicha apropiación. No considerar a las mujeres un fin en si mismas es un hecho inmoral que nos obliga a un sometimiento indigno de la condición humana”.
Las valientes
El aborto constituye una demanda permanente del movimiento de mujeres desde el retorno de la democracia, el movimiento de mujeres ha construido sentidos, ha suplantado la función del Estado, se ha puesto a construir datos para demostrar la incidencia del flagelo de la practica de abortos inseguros; el movimiento de mujeres se ha encargado de explicarle a la sociedad en su conjunto la urgencia de reparar esta desigualdad. Ha construido organizaciones sociales que acompañaron, a través del socorrismo, a miles de mujeres para acceder a abortos seguros, ha habido profesionales que construyeron la legitimidad de sus práctica para aplicar al menos el marco jurídico de interrupciones legales del embarazo. El movimiento de mujeres y el avance de esta lucha ha permitido que se dictara un protocolo de aborto no punible en más de10 jurisdicciones .
El 13 de Junio los y las diputadas tienen en sus manos cambiar para siempre nuestra historia, tienen en sus manos la posibilidad de darle al pueblo argentino un avance definitivo hacia la igualdad y paridad entre varones y mujeres. Que así sea, porque el movimiento feminista tiene decidido no retroceder un paso en sus exigencias. El patriarcado no se va a caer, lo tiramos entre todas.
*Socióloga (UBA), feminista, militante peronista.