Abr 21 2025
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Multiversos peronistas

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Una licencia poética para la reflexión sobre el estado del arte en el peronismo, sus especulaciones e inquietudes, bajo la marca de la taquillera película Todo en todas partes al mismo tiempo. | Por Pablo Dipierri

Aunque la manera más generosa y tal vez más precisa de definir al peronismo la acuñara el gigante Leonardo Favio cuando intituló su obra Sinfonía de un sentimiento, la etapa actual del peronismo parece remitir a la idea del multiverso por su interna despiadada y la interminable cadena de discusiones e interpretaciones sin síntesis colectivas posibles. Bajo el furor de la película Todo en todas partes al mismo tiempo, dirigida por Daniel Scheinert y Daniel Kwan –y galardonada el fin de semana pasado con siete premios Oscar-, la militancia podría congregarse para un cine debate con ese material fílmico sin temor a la defección ideológica.

La historia protagonizada por Michelle Yeoh, en el papel de Evelyn Quan Wang, no es otra cosa que las insondables bifurcaciones de la vida de cualquier persona cuando se hace la pregunta acerca de qué pasaría si, en tal o cual circunstancia, tomara un camino distinto al que efectivamente escogió. Cualquier parecido con las inquietantes hipótesis que surcan al Frente de Todos no es pura coincidencia.

Sin esquivar el bulto sobre las preguntas sobre la naturaleza conceptual del multiverso, se puede apelar a lo que explicó en 2022 el cosmólogo Carlos Frenk, profesor de la Universidad de Durham, en Inglaterra: “no hay razón para creer que nuestro universo es único. Es muy posible que así como se creó nuestro universo, también se crearon muchos universos”, dijo. Además, agregó: “si ese es el caso, entonces vivimos, no en un solo universo, sino en una vasta colección de universos a los que los físicos se refieren como el multiverso. Podemos pensar en ellos como universos insulares, cada uno con sus propias peculiaridades, tal vez incluso cada uno con sus propias leyes de la física”.

El film de los Danieles, sin embargo, no abreva rigurosamente en estos andariveles teóricos. “La idea de ‘universos paralelos’ se ha utilizado como metáfora en la película, no en un sentido científico preciso”, declaró a la BBC el profesor Djordje Minic, miembro del departamento de Física de la Universidad Virginia Tech.

No obstante, resulta tentador ese relato artístico para sublimar la angustia política de una experiencia gubernamental que tambalea por golpearse los tobillos, a diestra y siniestra, en tanto le cuesta maniobrar con el bastón de mariscal.

La última especulación de la dirigencia kirchnerista que llegó a La Patriada, procedente de la Provincia de Buenos Aires, postula una táctica nutrida cuanto menos de tozudez militante. La especie concede que todas las señales indican que la vicepresidenta Cristina Kirchner no será candidata pero que todavía se la puede persuadir. O sea, “no pero sí”. Como si Ricardo Arjona habitara la conciencia de los cuadros bonaerenses, el fraseo remite a la canción Dime que no, y hasta debería poner al feminismo en guardia –si tal sugerencia no constituyera mansplaining-.

En ese contexto, se agita la realización de una serie de actos o plenarios como el de Avellaneda por distintas jurisdicciones del país. Se estaría planeando un mitin para el próximo 13 de abril, a siete años del discurso que dio la ex Presidenta bajo la lluvia, frente a los tribunales de Comodoro Py, cuando compareció ante la citación del extinto juez Claudio Bonadio. De igual manera, se echaría mano del calendario de las efemérides kirchneristas para juntar masa crítica el 27 de abril, a 20 años de la primera vuelta electoral que dejó a Néstor Kirchner en segundo lugar, detrás de Carlos Menem, pero lo habilitaría para su asunción luego de que el riojano se bajara sin competir en ballotage. Por último, el diputado Hugo Yasky promovió en televisión días atrás que podría confluirse en una gesta multitudinaria para el 25 de mayo, fecha cara al patriotismo vernáculo pero que linkea también con la asunción del propio Kirchner en 2003.

Fragmentos ambulantes de una porción cobijada en alguno de los universos posibles, quienes animan esta hoja de ruta consideran que “Cristina es el programa” político. El lector elegirá si en esa dimensión los actores practican artes marciales, como Evelyn en la obra de Scheinert y Kwan, o si tienen manos tan grandes y dedos tan fláccidos que nada pueden pilotear nada si no con los pies.

Pero como la coalición es heterogénea, hay realidades paralelas para todos. La noción de que la materialidad que cincela incluso lo que se tipea en este texto no es la única resulta, en la imposición de la relatividad de cada término, democrática. Cada cual puede elegir su propia aventura. El acuerdo, bajo estas coordenadas, es el verdadero milagro.

El sábado pasado voló por las redes sociales, vaya multiverso, la entrevista que Mariana Moyano le hizo al ex ministro de Economía Martín Guzmán para el podcast Anaconda con Memoria, una producción de FM La Patriada. El saldo más potente de esa charla no emerge por ninguna astucia del economista platense sino por el elogio que la Vicepresidenta la prodigó involuntariamente una semana antes, durante su discurso en la Universidad Nacional de Río Negro. En plena ceremonia por el Honoris Causa con que la reconocieron en esa casa de estudios patagónica, la líder del peronismo conurbano refirió a la anécdota del intento ensayado por el FMI para reunirse con ella, a través de un mensaje que le hizo llegar el titular del BCRA, Miguel Pesce. Cuando insinuó por qué el staff del organismo acreedor de la Argentina buscaba ese cónclave deslizó que se debía a que el ministro estaba “muy terco”.

Ante la consulta de Moyano, Guzmán reconoció que, en ese momento, la Vicepresidenta “fue socia en la dureza con el FMI”. Para quienes no repararon en el detalle verbal de Río Negro, la respuesta del discípulo de Joseph Stiglitz emula un estallido de la matrix o la puerta hacia un agujero negro.

Aun si se evadiera el influjo que gravita sobre las explicaciones vernáculas respecto de la supremacía del peronismo para comprender las cosas, lo cierto es que el hallazgo del multiverso o la proliferación de preguntas contrafácticas no comportan demasiada novedad para los que la yugan desde siempre. De a ratos, la ciencia es la jactancia de los que no tienen que andar sin pensamiento para eludir la monotonía.

Y al fin de cuentas, la moraleja de la película es edificante. Porque aunque Evelyn sortea mil peripecias personales y familiares, hacia adelante y atrás en la linealidad de su vida y de forma expansiva hacia otras dimensiones, todo lo que ve, imagina o siente la empuja a ratificar su miseria cotidiana con una dosis de indulgencia reparadora.

Algo de esa redención mantiene la Vicepresidenta, para disgusto de los que alardean de su paladar negro. El cierre de la alianza en el distrito donde la distinguieron académicamente el último 10 de marzo pone a la cabeza al resbaloso senador Alberto Weretilneck, quien fuera funcional al macrismo en su apogeo pero regresa inteligentemente hacia donde le conviene. Incluso, se rumorea que ella misma conversa telefónicamente con el gobernador santafecino Omar Perotti, con quien se alió en 2021 en desmedro de Agustín Rossi, sobre el fenómeno del narcotráfico en Rosario.

Como el personaje de Yeoh en “Todo en todas partes”, el peronismo puede ser una máquina imbatible o una simple lavandería china. Consciente de que el mundo es una mierda y que podría ser peor, Cristina Kirchner sabe que hay que abroquelarse frente las tendencias centrífugas. Todo lo demás es multiverso.

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