«En el neoliberalismo punitivo, la dependencia económica y el fracaso moral se enredan en forma de deuda, produciendo una afección melancólica en la que gobiernos y sociedades liberan el odio y la violencia sobre miembros de su propia población. Cuando la deuda se combina con la debilidad política, se convierte en una condición para aumentar el castigo. Los estudios de quienes viven en la pobreza con deudas problemáticas han encontrado una psicología de melancolía mayoritaria, por la que la deuda exacerba la sensación de autorrecriminación y la expectativa de un nuevo castigo. La investigación de las actitudes públicas hacia la austeridad confirma una interiorización similar de la moralidad financiera, que produce la sensación de que «merecemos» sufrir por el crecimiento económico animado por el crédito». (William Davies, Neoliberalismo 3.0, 2011)