Sep 08 2024
Sep 08 2024

Numismática demente

Publicado el

Por Juan Carlos Otaño

 

Se ignoran las razones que hubiera podido tener el grabador siciliano Pablo Cataldi para viajar al Buenos Aires de 1856, a la edad de treinta y seis años. En compañía de su socio y discípulo Rosario Grande se instala brevemente en pleno centro de la Gran Aldea, abriendo un modesto taller de orfebrería en la calle de la Victoria nº 120 (actual Hipólito Yrigoyen).

Motivado por su impulso al nomadismo y un persistente « carácter aventurero » (*) se traslada luego a la provincia de Entre Ríos, donde el gobernador Justo José de Urquiza repara rápidamente en su eximia competencia, poniendo bajo su dirección una Escuela de Artes y Oficios (1868). Cataldi se entrega allí a la producción de mates con bombilla, espuelas, arreos y todo tipo de abalorios en oro y plata. Aparte de ello, comparte su afición como artesano con las labores de la horticultura. En sus horas libres trabaja en una granja de su propiedad, dando testimonio de ello las frutas y verduras de su propia cosecha que luego obsequia a su benefactor.

En 1865, realiza un viaje a Montevideo llevando una medalla de oro con la efigie del general Venancio Flores y, en su reverso, una corona de laureles. Se le encargan dos álbumes con símbolos masónicos y una segunda medalla para el presidente (provisional) Tomás Villalba.

Muerto Urquiza en 1870 a manos de una partida de cincuenta hombres armados, Cataldi se dirige a Buenos Aires, emprende un corto viaje a su Italia natal y regresa después para reabrir su taller de platería, grabado y orfebrería. Paralelamente abre en Morón un establecimiento para la producción de queso y manteca.

Sucede finalmente, en 1896, bajo la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento (**) que Cataldi experimenta un súbito brote de enajenación mental. A decir verdad, aquél verano había sido bastante tumultuoso («¡Otro carnaval como éste y nos quedamos sin población en Buenos Aires!», se lamentaba Sarmiento). Para el mayor desconcierto de la clase terrateniente que le apadrinaba y admiraba, la mano febril de Cataldi comienza a diseñar unas extrañas piezas de numismática.

 

Estas medallas, generalmente conmemorativas de fechas patrias, ceremonias de bautismo, etc., llevaban acuñadas inscripciones desconcertantes (***):

 

“¡O DIOS DE MAYO! — TU LUZ BRILLA — VE ALUMBRAR — LA TUA FAMILIA [y en caracteres más pequeños:] — POR MI BOMBILLA.

 

Otro ejemplo nos da una idea de sus opiniones confesionales:

 

LOS 10 MAND. [¿mandamientos?]. DE UNA P*** [¿de una puta?]— AL MÉRITO DE CATALDI [ilustrado con las tablas de la ley, instrumentos musicales y dibujos que simbolizan las artes y las ciencias].

 

Otras, más sibilinas, revelan observaciones sobre el mate, asociadas a un posible desencanto político-partidario con presagios de un futuro funesto:

 

DIJO TU CÍRCULO — PERITO EN ARTE — ES GRAN POLÍTICA — CUANDO SE MATE — PARA MI MATE.

 

MI PATRIA ADOPT.A [¿adoptiva?] — PUESTA A REMA.TE (…) — TOMAMO EL MATE.

 

Medalla de Cataldi

 

 

CAMBIO-DE-SAN JOSÉ-UN MEDIO-SE VENDE-DOS REALES-BARBARIDAD-ESTÁ LOCO.

 

 

Refieren los historiadores que Pablo Cataldi murió en la última miseria, en el Asilo de Mendigos de la Recoleta, incomprendido por todos, y que voluntariamente puso fin a sus días hacia mediados de 1882.

 

 

ASILO DE MENDIGOS.

 

(*) Eduardo de Urquiza, Pablo Cataldi grabó para el general Urquiza. (Contribución al estudio de la numismática), sin pie de imprenta, Buenos Aires, 1924.

 

(**) Autor de La escuela sin la religión de mi mujer. Se recuerdan sus opiniones heterodoxas: « Soy como el andaluz que se tenía miedo a sí mismo. Tengo segunda vista»; « ¿Se ha embriagado con opio alguno de ustedes? Pues yo sí, que todo lo he probado »; « Para mí hay un mundo aparte en que las cosas andan al revés de lo que a todos.»

 

(***) Se transcribe conservando la escritura de la época.

 

FOTO DE LA PORTADA: Troquel para acuñar monedas y medallas — Pablo Cataldi — Frente del Asilo de Mendigos en Recoleta.

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