Una mirada teatral de las obras que sacuden y conmueven
Por Sergio Gusenko desde Rafaela
En tierras santafesinas, el Festival de Teatro de Rafaela, que ya cuenta con 17 ediciones, defiende este año la 18º con un enorme compromiso.
El encuentro dramático es acompañado por toda la comunidad de esta ciudad al oeste de Santa Fe que aporta más que la apertura de calles a esta fiesta con más de 33 obras provenientes de todo el país, laboratorios de teatro con destacados directores y elenco local, y rondas de devoluciones con periodistas culturales de distintos medios de comunicación.
En una sede del viejo mercado, en el Centro Cultural, hay un salón dedicado a la fotografía con cámaras antiguas y modernas del siglo XX, y apenas a unos metros se desarrolla el encuentro de elencos y periodistas, un intercambio de distintas miradas.
Allí en presencia, me pregunto: ¿Por dónde se mira y qué se mira en un festival? ¿Cuál es mi trabajo?
El teatro busca estar en contacto con el deseo, así que, movido por el riesgo, elijo algunas propuestas por su intensidad en el lenguaje teatral.
Imaginación, lo que más amo de ti es que no perdonas de la directora rafaelina Luisina Valenti, propone un relato cuyos protagonistas son personajes de una fábrica que desean huir de su jornada laboral para encontrar el teatro como refugio. Una invitación de lo onírico en un espacio casi despojado.
Universonoro de Tato Villanueva e Irene Ortín, el nuevo espectáculo de la Compañía Circo Lumiere de Rosario, un cruce de lenguajes de circo, teatro y música en un espacio de concierto de rock que suma un órgano tubular de iglesia como objeto para lo lúdico.
De la mejor manera de Jorge Eiro, Federico Liss y David Rubintein, dramaturgia proveniente de un bar porteño, se conjuga la actuación fraternal estallada de pasión mientras sobrevuela el fantasma del padre en la oscuridad.
Lingua ignota de Mateo De Urquiza, por Compañía de Espectáculos Concertados proveniente de la Ciudad de Buenos Aires. Una entrada a la sala desconcertante: un cuerpo desnudo y una lengua de vaca. A partir de ahí es dejarse llevar y olvidar la razón, invitados por la danza de Liza Taylor de excelente técnica y entrega.
Los Santos de Claudio Infierno y Eleazar Fanjul, por Los Santos de Aluminé, Neuquén. Un trabajo sin palabras donde los cuerpos dan intensidad a los sentidos con técnicas de circo para la imaginación del espectador.
Secretos y Manifestaciones, una experiencia poética en un espacio no convencional, la estación de tren de Rafaela, con la lúcida dirección de Juan Parodi que propone la intervención del espectador con elenco rafaelino.
Rafaela deja la fogata latiendo alrededor de la comunidad para un pronto misterio.
¿Se puede repetir el postre?
Gracias
