Por Guillermo Lipis
En un acto considerado como un «retroceso» y «un signo de época», Mark Zuckerberg anunció que sus productos volverán «a las raíces de la libre expresión» y anunció la eliminación de los sistemas de verificación de datos en Facebook e Instagram, una medida que distintos expertos coincidieron en señalar que profundizaría y trasladaría a la vida real la violencia contra las minorías vulnerables.
El empresario tecnológico Mark Zuckerberg informó días atrás que eliminará de Facebook, Instagram y WhatsApp su programa de verificación de datos, en medio de un auge internacional de discursos libertarios que bregan por una plena libertad de expresión pero que, en el fondo, sólo benefician a los mensajes violentos, segregacionistas y en contra de minorías vulnerables.
Zuckerberg adhiere a una corriente neoconservadora de liberalizar los discursos que trajo un auge inusitado de la violencia por medio de las redes sociales que, en muchos casos, demostró que son sólo el origen o la punta de lanza de acciones violentas que traspasan las pantallas para convertirse en realidades descarnadas.
El zar de las redes sociales afirmó: «Es hora de volver a nuestras raíces en cuanto a la libre expresión en Facebook e Instagram. Comencé a construir las redes sociales para darles a las personas una voz. Hace cinco años di un discurso en Georgetown sobre la importancia de proteger la libre expresión y sigo creyendo en ello. Pero muchas cosas han cambiado en los últimos años», aseveró.
Y agregó: «Hemos construido sistemas complejos para moderar contenidos, pero el problema con estos sistemas es que cometen errores. Incluso si solo censuran accidentalmente el 1% de las publicaciones, eso afecta a millones de personas. Hemos llegado a un punto donde hay demasiados errores y demasiada censura», opinó.
En ese sentido, Zuckerberg evaluó que las recientes elecciones a nivel internacional, entre las que se encuentran las de Estados Unidos, que consagraron presidente a Donald Trump, «también parecen marcar un punto de inflexión cultural hacia priorizar nuevamente la libre expresión».
Zuckerberg, por último, explicó que trabajará con Trump y otros líderes mundiales «para contrarrestar las presiones de gobiernos que atacan a empresas estadounidenses y promueven la censura».
No aclare que oscurece
A medida que nos alejamos del anuncio de Zuckerberg, más organizaciones y cientistas critican las decisiones del creador de Facebook, adjudicando sus acciones en la necesidad de adaptar las redes sociales de Meta a los tiempos venideros y no perder la carrera de la comunicación digital contra X y TikTok, sus principales competidores globales.
Veamos una síntesis de la sinuosidad de Zuckerberg:
En 2016, con la llegada de Trump a la Casa Blanca, Meta fue acusada de amplificar historias falsas sobre el entonces presidente y, para remediar semejante acusación, decidió conformar un equipo de moderadores de contenido alrededor del mundo hasta convertirse en el más importante financiador internacional de empresas verificadoras de datos o fact checking.
En 2021, y luego del ataque al Capitolio en Estados Unidos que llevaron a cabo simpatizantes de Trump, Facebook anunció que bloquearía las cuentas del líder republicano al considerar «los riesgos de permitir que el presidente siga utilizando el servicio durante este período».
En noviembre del año pasado, Zuckerberg cenó con Trump y en diciembre del mismo año Meta donó un millón de dólares al fondo inaugural del magnate y presidente electo de Estados Unidos. Según la agencia Bloomberg, a ese fondo también aportaron otras compañías tecnológicas como Amazon, Microsoft, Google, Alphabet y OpenAI.
Parece que nadie quiso quedarse afuera de la fiesta. La pregunta es: ¿de qué fiesta? Mejor no aclare que oscurece.
«Se vienen tiempos más agresivos en las redes sociales»
Para Ezequierl Ipar, sociólogo por la Universidad de Buenos Aires (UBA), investigador del CONICET y director del Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos (LEDA) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), «los cambios en las reglas de moderación de Meta abren la puerta a un espacio de comunicación digital que va a ser más agresivo, polarizado y, muy probablemente, más hostil».
Ipar dijo a La Patriada Web que «ciertas voces se la van a ver más difícil para ejercer» en las redes sociales «su derecho a la opinión y a la palabra por las prácticas, abierta o indirectamente, discriminatorias que fomentan los cambios en las reglas de moderación porque también deja de observar y regular los discursos de odio. Sin dudas, esto va a tener un efecto en la naturaleza de la palabra pública en esta red social», sostuvo.
La Patriada Web: Da la impresión que las redefiniciones en la moderación exponen a los grupos vulnerables a mayor volumen de discursos de odio. ¿Es real?
Ezequiel Ipar: Los cambios, en principio, no modifican los que definen como grupos protegidos, que son, en general, los vulnerables. Lo que sin duda cambia es el alcance y el trabajo que se va a tomar ahora Facebook para resguardar la dignidad de los miembros de esos grupos protegidos dentro de la red. A mi modo de ver, uno de los principales efectos que va a tener este cambio en la regla de moderación es que no va a haber más fact check o control de los hechos que se les pueden imputar a estos grupos protegidos. La red no permite, por ejemplo, una incitación a la violencia por motivos religiosos, pero ya no va a verificar si a un determinado grupo religioso se le imputa haber cometido algún crimen o algún delito. Esto, de algún modo, significa disminuir el nivel de protección de esa minoría. Para decirlo de otra manera, Facebook sigue combatiendo el racismo como comportamiento dentro de su red, pero es muy probable que ahora no se preocupe por verificar las acusaciones sobre hechos falsos que tienen indirectamente una motivación racista.
La Patriada Web: Zuckerberg expresó que eliminará restricciones que no estén alineadas a discursos dominantes porque fueron utilizadas para acallar opiniones y cerrar el paso a ideas diferentes. Como si en nombre de la libertad está dando vía libre a discursos de odio.
Ezequiel Ipar: El debate sobre el punto de equilibrio entre la máxima libertad de expresión para todos los miembros de una comunidad y el respeto a la dignidad de cada uno de ellos es muy amplio y complejo. En ese sentido, no veo ninguna objeción de lo que anuncia Zuckerberg como una preocupación por algunos casos en los cuales las reglas de moderación de Facebook hayan podido silenciar debates. Si pueden haber existido casos en los cuales, llamémoslo así, errores en esas reglas de moderación, muchas de las cuales están automatizadas, terminaron censurando posteos que eran irrazonables. No había ninguna justificación para que esos posteos fueran censurados o apartados de la conversación pública. Dicho esto, no parece que la acción de Zuckerberg fuera en el sentido de subsanar errores para que no se censuren posteos y que exista una discusión más abierta, más neutral desde el punto de vista de la regla de moderación. Lo que parece indicar es que se busca ampliar el megáfono, la expresión y la viralización del discurso neoconservador que se impuso en las elecciones de Estados Unidos y que está creciendo a nivel global. Como si lo que se buscara es facilitar la amplificación de los mecanismos de viralización de los de las estrategias y discursos de las derechas más radicalizadas.
La Patriada Web: ¿Qué herramientas les quedan a los usuarios para defenderse de posibles acciones violentas en redes sociales a partir de estas nuevas regulaciones?
Ezequiel Ipar: Hay que replantearse la posibilidad de migrar a otra red social menos tóxica, menos agresiva, menos llena solo de contenido negativo y ver si existen otras vías de comunicación donde toda esa violencia y toda esa oscuridad aún no se generó. También habría que pensar nuevos modos de habitar ese algoritmo siniestro que se va volviendo cada vez más oscuro. Me parece que faltan reflexiones sobre modos más cuidados, más selectivos de participar en las redes sociales tradicionales. Ahí hay un trabajo para los partidos políticos que no quieran compartir esta ley de la selva donde toda agresión es permitida y busquen fomentar un tipo de diálogo democrático que ayude a los ciudadanos a encontrar estos otros modos de habitar esas redes sociales tradicionales.
La Patriada Web: ¿Qué valor le otorga a las notas de contexto que propuso Zuckerberg? ¿Qué son y cómo funcionarían?
Ezequiel Ipar: Esas notas comunitarias vienen de lo que ahora se conoce como red social X. Todo indica que era un desarrollo que existía dentro de Twitter, que se lo terminó tomando como una bandera. En lo demás, funcionan básicamente como una especie de democratización de la moderación. Lo que hacen las notas comunitarias, en primer lugar, es seleccionar por la reputación de determinados usuarios la posibilidad de transformarse en moderadores comunitarios de los contenidos, es decir, en usuarios que pueden comentar la verosimilitud, exactitud y la verdad o falsedad de determinados posteos, de modo que ese comentario termine obligatoriamente adosado al posteo cuestionado. Esto, en teoría, sería un modo relativo de socializar la posibilidad de moderación. Ahora bien, en la práctica está bastante demostrado que, sobre todo en los contenidos más polémicos y especialmente en aquellos con dimensión política, que esas notas comunitarias terminan siendo víctimas de la propia polarización que hace que unos moderadores comunitarios terminen neutralizando a los otros. La democratización de la moderación no es incompatible con el vínculo de las agencias que hacen fact check, porque se podría elevar de modo independiente el valor de los moderadores comunitarios.
Dicen que dicen
A medida que transcurre más tiempo desde los anuncios de Zuckerberg se van agregando críticas a sus decisiones de eliminar el sistema de verificación o fact checking.
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) advirtió sobre «un grave retroceso en lucha contra desinformación«.
Para la SIP, la medida anunciada por la empresa matriz de plataformas como Facebook, Instagram y WhatsApp contradice principios fundamentales recogidos en la Declaración de Salta II sobre principios de libertad de expresión en la era digital, donde se remarca «la diseminación maliciosa o deliberada de desinformación por parte de actores estatales o privados afecta la confianza pública y menoscaba procesos democráticos«.
«Además de las responsabilidades de quienes emitan, distribuyan, amplifiquen o moneticen estos mensajes -afirmó la SIP-, se requiere adoptar políticas de alfabetización noticiosa y digital sobre el impacto de las tecnologías».
Para la SIP, la decisión de Meta de resignar su responsabilidad directa en la verificación de información y delegarla exclusivamente en usuarios anónimos «debilita los esfuerzos necesarios para combatir la propagación de noticias falsas, un problema que tiene impacto directo en la distorsión del debate público y, en consecuencia, afecta profundamente la calidad del sistema democrático«.
En la comunidad de fact checking, la decisión tomada por Meta generó un «inmediato rechazo» y sus referentes resaltaron que «el periodismo de verificación de datos nunca censuró ni eliminó publicaciones«. Por el contrario, «los verificadores siguen un Código de Principios que exige imparcialidad y transparencia», indicaron.
La Red Europea de Estándares de Verificación de Datos (EFCSN, por sus siglas en inglés) condenó «fuertemente» los anuncios de Meta «que vinculan la verificación de hechos con la censura».
Y agregaron que los fact checkers que forman parte del programa de verificación de datos de la compañía «no deciden sobre la moderación de contenidos. Esto es una política de la empresa. Así lo aclara Meta en su propia página web sobre el funcionamiento del programa».
María Ressa, Premio Nobel de la Paz, consideró en una entrevista con la agencia AFP que se avecinan «tiempos extremadamente peligrosos» y agregó que Zuckerberg dice que es una cuestión de libertad de expresión, pero eso es «completamente falso. Solo si te mueve el lucro puedes afirmar eso; solo si quieres poder y dinero puedes afirmar eso. Esto es una cuestión de seguridad. Los periodistas tienen un conjunto de estándares y ética», opinó.
Más allá de las críticas generalizadas, la pelota ya está rodando. Sólo resta ver ahora sus verdaderas consecuencias.