Por Juan Carlos Otaño.
Construido en 1914 por el arquitecto danés Morten F. Rønnow, el edificio iba a servir como sede diplomática para el imperio Austro-Húngaro. Los avatares de la Historia determinaron que, cuatro años más tarde, el imperio desapareciera y la obra acabase destinada al alquiler de estudios para arquitectos y, actualmente, en su planta baja, como local de una conocida cafetería cuyo emblema es una sirena con dos colas o «Melusina». En lo alto, dos agujas terminan rematadas por un sol y una corona las cuales simbolizan, una a Francisco José y la otra a Sissi emperatriz. La fachada incluye ocho gigantescos atlantes (*) : siete de ellos representan a los diferentes gremios que participaron de la construcción y el octavo al propio arquitecto, señalando con un dedo la ventana de su buffet. La decoración exterior se completa con un número de especies exóticas y autóctonas, entre las que figuran osos, pingüinos, loros y lechuzas; destacándose, por su mayor tamaño, cuatro cóndores andinos o Vultur gryphus (buitre grifo).
El edificio Otto Wulff fue construido sobre las ruinas de una casa colonial del s. XVIII, que perteneció al octavo virrey de España, Joaquín del Pino y Rozas. Luego, al morir, habitó en ella su viuda, por lo que se la llamó la «Casa de la virreina vieja». La vivienda fue escenario de cruentos combates durante la 2ª Invasión Inglesa de 1807. Y en ella encontró refugio, hasta ser capturado vivo, el teniente coronel inglés Henry Cadogan. Más tarde fue residencia obispal, vivienda del ministro de Portugal, montepío y casa de inquilinato.
***
PUESTA EN VALOR DEL EDIFICIO (UNA HUMILDE PROPUESTA POR FUERA DEL NEGOCIO INMOBILIARIO):
Tomando como ejemplo la estatua del segundo cóndor sobre la calle Perú:
MODIFICACIONES: Se vería mucho más bonito si se alzara, para aparecer de pronto o al descender de una calesa, en las regiones más inhóspitas y remotas de la Antártida, en las estepas de Siberia o en los ondulantes bosques de los Cárpatos.
OBJETO EN OPOSICIÓN: Tuerce su cuello en dirección S-O, mirando a la distancia hacia la calle Chacabuco, lugar donde se encontraba el atelier del novelista escocés Oscar McLennan; casi pegado al Casal de Catalunya y a pocos pasos del pub «Gibraltar», donde solía tomar unas pintas de cerveza y jugar al pool.
LO QUE SUCEDE: El ave petrificada no olvida que a metros de allí habitaba el autor de «Esperando el beso del Rey del Pollo» (**) (segunda novela = segundo cóndor). Y mira entonces con inquina hacia el sitio donde se habían pergeñado tantas leyendas injuriosas contra sus parientes lejanas las gallinas. En noches de tormenta parece querer arrancarse de la inmensa mole de cemento que la mantiene cautiva, mientras su compañero — el primero de los cóndores — observa melancólicamente hacia abajo, en dirección de un arbolillo.
LO QUE DICE LA ESTATUA: «Virreina y monja en primavera».
NOMBRE DEL LUGAR: La casa de la señorita Gilpet en la Villa Peterhoff.
(*). ATLANTES:—Figuras de hombres vigorosos que, al igual que las cariátides, sostienen un entablamiento. Se les daba este nombre en memoria de Atlas que sostenía, según dicen los mitólogos, el cielo con sus hombros.
(**). Próxima a aparecer en Ediciones Pepitas de Calabaza.