Producido por el CCK junto al Centro de Arte Sonoro del Ministerio de Cultura, el evento que busca incentivar el desarrollo de las expresiones artísticas más arriesgadas, reunió a artistas locales e internacionales.
El festival Ruido, producido por el Centro Cultural Kirchner junto al Centro de Arte Sonoro del Ministerio de Cultura de la Nación (CASo), finalizó este domingo luego de tres jornadas donde se desarrolló el programa de música experimental, con entrada libre y gratuita.
Fundado en Buenos Aires en 2017, las actividades presenciales de Ruido tienen lugar en el CCK desde 2019 y como festival anual de tres jornadas desde 2021. Su objetivo consiste en incentivar el desarrollo de las expresiones artísticas más arriesgadas de Argentina, en diálogo con reconocidas visitas internacionales.
En esta edición, el festival incluyó numerosos encargos y estrenos de artistas de Argentina, Brasil, Colombia y Francia, además del nuevo Foco Voces, dedicado a diversos artistas que abordan la materialidad de la voz en sus creaciones.
Como en su edición previa, Ruido propuso una feria de discos, ropa y publicaciones sobre experimentación sonora, ruido y contracultura.
Su programación, que se emite por Radio CASo, busca conectar distintas subescenas de músicos y audiencias tejiendo redes de conciertos, charlas y talleres relacionados a las más variadas vertientes de música experimental actual.
Y por primera vez presentó un programa de diez talleres de formación en música experimental que se brinda en el Centro de Arte Sonoro, el Centro Cultural Kirchner y online durante todo agosto.
El festival Ruido tuvo su primera jornada el viernes 25 con un conciertos en la Sala Argentina de lxs pianistas Malena Levin e Iván Pérez Faccaro, que estrenaron Fugas argentinas, una serie de encargos realizados en 2016 por el compositor Esteban Insinger a Marcelo Delgado, Sebastián Zubieta, Carolina Rizzi, Nicolás Varchausky, Patricia Martínez, Julián Galay, Guillo Espel y Julia Sanjurjo.
En el marco del Foco Voces, Agustín Genoud presentó en la segunda fecha una breve pero contundente performance de una técnica personal que combina su voz con un sistema modular de síntesis y procesamiento en vivo.
Gritos, susurros, silbidos, inhalaciones, exhalaciones o chasquidos de lengua se fusionaban con sonidos de las consolas que el artista manipulaba, logrando por momentos una fusión tal que se borraba la frontera entre lo humano y lo tecnológico.
Con información de Télam y Ministerio de Cultura de la Nación