Mientras el gobierno invierte cada vez más en niveles de protección sobre Javier Milei, el control sobre las filtraciones de los funcionarios los atemoriza.
por Fabián Waldman.
La seguridad como bandera
«Máxima seguridad con los mejores protocolos y con gente súper especializada. Como corresponde», es la definición que llega desde un despacho cercano al Presidente acerca de la protección que tiene Javier Milei. Mientras tanto, el ministerio de Seguridad de la Nación pasó a llamarse ministro de Seguridad Nacional, en espejo al de los EEUU. La llegada de los libertarios al gobierno vino acompañada por la alineación estratégica con EEUU e Israel. Y, en ese entorno, el confrontamiento a nivel internacional, al estilo «los enemigos de mis enemigos son mis enemigos».
Así, en el Estado donde no hay plata para salud, educación, obra pública o jubilados, se dispone de recursos para estos temas. La seguridad va ganando más presupuesto con el transcurso del mandato violeta. Simplemente con mirar hacia el mástil ubicado sobre el frente del edificio, cualquier persona puede saber si está presente el primer mandatario en Casa Rosada. Si debajo de la bandera que flamea diariamente se visualiza una mucho más pequeña, se podrá confirmar la presencia del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, el Presidente de la Nación. Hoy existe una nueva forma para comprobarlo. El pasado mes de noviembre circuló una versión no confirmada de drones que espiaron la residencia de Olivos. Unos días después, dentro de la plaza seca que separa el acceso de Casa de Gobierno de las rejas de la Plaza, un miembro de las FFAA recorre ese espacio con un rifle cruzado sobre su pecho. A unos metros de él, se encuentra un dispositivo que permite escudriñar el espacio para detectar la presencia de «intrusos» en la zona.
En el mismo sentido, el acceso a Gobierno también ha sufrido cambios. La utilización de un scanner para revisar los objetos, imprescindible, ya estaba instalada desde hace años. Pero desde hace unos días sumaron a ello una paleta que también cumple la tarea de revisar el cuerpo del empleado, periodista o visitante.
La comitiva que protege a Javier Milei cuando se traslada de Olivos a Plaza de Mayo está compuesta por 5 vehículos y la cantidad de miembros de la Casa Militar necesarios para tal fin. La agenda del Presidente raras veces se difunde y la rodea un halo de misterio, ya sea cuando realiza actividades en el primer piso de Balcarce 50 o con un recelo aún mayor cuando las realiza en la Residencia Presidencial. Los viajes al exterior reúnen todos los condimentos. Sin información certera de su lugar de alojamiento, bajo el lema «no las damos por cuestiones de seguridad», marca una diferencia sustancial con sus antecesores. Alberto Fernández, Mauricio Macri, Cristina Fernández de Kirchner, Néstor Kirchner, Fernando de la Rúa, Carlos Menem, Raúl Alfonsín contaban con voceros que se acercaban a brindar información a la prensa que cubría esos acontecimientos donde ellos se alojaban.
Enemigos íntimos
«Primero tienen que pedir permiso», señaló un funcionario nacional a La Patriada Web. En el ámbito de la seguridad de la información, antes de aceptar entrevistas, deben tener el visto bueno de Karina Milei. Es total el cerrojo que pretende establecer la actual administración. Los participantes de reuniones de gabinete tienen prohibido dar a conocer los temas desarrollados. Esa tarea queda en manos de Manuel Adorni, quien lo hace en cuentagotas.
La Jefe, Karina Milei, es ama y señora. Define quién, cómo y cuándo debe irse aquellos que osen oponerse o realizar su propio juego; y Santiago Caputo, quien de la mano con los tuiteros más encumbrados como Daniel Parisini, marca al desdichado o desdichada.
Así aconteció hace casi un año con el apartamiento de Guillermo Ferraro, luego de haber sido culpado por filtrar información.
Desde allí se contabilizan en 118 los funcionarios que dejaron sus puestos por renuncias o despidos, según el seguimiento que realiza Pablo Salinas, en 422 días, da un promedio de 3,63 días. Un día por semana viajando por el exterior, dos días por semana echando gente.
Juan «Cochi» Rolandi sería uno de los próximos en seguir su ruta. Según un funcionario cercano a Karina Milei, «Cochi» Rolandi «habla mucho» con la prensa. Con un perfil más técnico que político, Rolandi ha sido trasladado al edificio Shell de Diagonal Norte y sus oficinas serán ocupadas por gente cercana a la hermana del Mandatario. La salida quizás no sea inmediata, pero ya lo están «limando» para que ello se produzca.
Lisandro Catalán es el Vicejefe del Interior, como segundo de Guillermo Francos se quedó con ese cargo. Formó parte del gobierno Alberto Fernández dentro del ministerio de Justicia y hoy integra el equipo político de LLA. «La foto sirvió para mostrar el apoyo que le brinda Karina», dicen.

El día lunes tuvo un encuentro en su despacho con Karina Milei, «Lule» Menem y Martín Menem. Lisandro Catalán subió una imagen a sus redes de la reunión y esto fue leído como un apoyo desde su entorno. Catalán tuvo un par de apariciones en TV y piensa ir por una diputación en su provincia. No tuvo el aval de la ex repostera y por ello decidió llamarse a silencio y bajar el perfil.