Mar 22 2025
Mar 22 2025

Los llamados del kirchnerismo

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Habló Máximo Kirchner y, para los grandes medios de comunicación, le echó nafta al fuego de la interna que tanto desgaste provocó al Frente de Todos. Sin embargo, hizo tres llamados concretos por enésima vez: uno al presidente Alberto Fernández; otro a la conducción política del poder económico, es decir, a los empresarios y los opositores; y el tercero a la sociedad y la militancia.

En un reportaje concedido al portal El Cohete a la Luna, le recordó al Jefe de Estado que fue ungido candidato sin que tuviera las espaldas que un dirigente debe acreditar para postularse a la primea magistratura. Y eso es con lo que se queda la prensa. Pero también pidió la restitución de una mesa política, sin anotar su nombre entre los protagonistas de la discusión. Como para no sembrar discordia, tal vez.

Sucede que quien pide un ámbito para la discusión del rumbo en una coalición de gobierno no lo hace desde una posición de peso sino todo lo contrario. El que pide es el que no puede dar y no puede dar porque no tiene el poder para hacerlo. Les pasó a los radicales con el macrismo durante la experiencia de Cambiemos.

Esto no impugna la idea del diputado Kirchner, en absoluto, pero revela el desbalance interno entre una corriente política mayoritaria pero sin el cetro o la lapicera en el oficialismo y un mandatario cada vez más solo en la superestructura pero con la facultad de impedir el diseño de un espacio para tomar decisiones de forma colectiva, coordinada o colegiada. No obstante, la enunciación revela en sí misma la debilidad del enunciador.

La segunda apelación del líder de La Cámpora fue a los grupos económicos, centralmente a Héctor Magnetto, y al elenco opositor. Evocó el momento fundacional del FdT, en 2019, y la apertura del peronismo para sentarse a conversar con el empresariado y sus representantes en el Congreso acerca del país que había que construir. Sin decirlo con las palabras de la vicepresidenta Cristina Kirchner, evocó la idea del nuevo contrato social de ciudadanía, un pacto o acuerdo democrático al que suscriban el poder económico, los movimientos sociales y el sindicalismo y la dirigencia política, en representación de sus votantes.

Ese llamado no tuvo respuestas y difícilmente las tenga en adelante porque la naturaleza del destinatario se apoya, precisamente, en la voracidad y la ferocidad para apropiarse de la renta económica y eliminar cualquier obstáculo que se interponga. Para una parte de la Asociación Empresaria Argentina, pues, el kirchnerismo es un escollo y las reglas de la democracia… un embrollo.

Finalmente, Máximo se dirige a los cuadros políticos del oficialismo y también a las bases de sustentación. A unos los convida con la responsabilidad y el coraje de asumir la representación de los intereses populares, concediendo que hay quienes no se animan porque pueden terminar perseguidos y asediados como la ex Presidenta. O sea, divide el campo de la acción política entre la valentía y la cobardía, sin contemplar que también talla en la disputa una diferencia en el diagnóstico de los problemas que hay que enfrentar. Lo que puede verse como temor desde el territorio puede ser, justamente, una diferencia ideológica insalvable en el ejercicio del poder o la inexistencia de síntesis en la fuerza política. Tarea para el hogar, para todos y todas, sin importar el partido al que tributen.

Y a la militancia, finalmente, el ex titular del bloque oficialista en Diputados le propone un horizonte de lucha. Bajo el signo de la Scaloneta, Máximo interpreta la disposición social a un sueño colectivo, el empuje de tantos por convertir a los argentinos en un pueblo feliz sin importar lo que cueste o lo que tarde. El único problema es que las elecciones primarias se disputan dentro de siete meses y sobran jugadores pero quizá faltan un cuerpo técnico y un capitán.

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