Jul 16 2025
Jul 16 2025

Pozo de Vargas: identificaron una nueva víctima de la dictadura

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Ya son 121 los restos identificados en el lugar, donde fueron arrojados los cuerpos de las personas asesinadas durante el llamado Operativo Independencia y del último régimen militar.

Los restos la catamarqueña Aída Inés Villegas, desaparecida durante la última dictadura militar, fueron hallados en el Pozo de Vargas, lo que elevó a 121 las personas identificadas en el sitio ubicado en Tafí Viejo.

Según confirmó su familia, Villegas había nacido el 22 de julio de 1954 y, tras cursar la escuela primaria y segundaria en San Fernando del Valle de Catamarca, siguió sus estudios superiores en Tucumán, donde se recibió de psicóloga, publicó el diario La Gaceta.

Villegas fue secuestrada el 2 de noviembre de 1976, entre las 14.30 y las 15, por un grupo armado del domicilio donde vivía con su abuela y hermanos en la capital tucumana.

«Tras soportar larguísimas horas de tortura, el ‘destino final’ de Aída fue el Pozo de Vargas, un lugar elegido por la dictadura como cementerio clandestino», recordó Claudia Villegas, hermana de la víctima.

Del mismo domicilio también fue secuestrado Jorge, otro de los hermanos, en julio de 1977. El joven tenía 19 años y estudiaba Arquitectura.

«En este Pozo del horror tiraron a mi hermana Aída en noviembre del 76», posteó la mujer en Facebook, junto a una foto del sitio. «Ayer, con el respeto, el trabajo y el compromiso de los que trabajan en recuperar a nuestros hermanos fui avisada de que encontraron a mi hermana», agregó.

Aída tenía previsto viajar a Venezuela para radicarse allí con su pareja. En cuanto a su hermano Jorge, de quien aún buscan sus restos, la mujer señaló que tenía 19 años y estaba cursando el tercer año de la carrera de Arquitectura.

Claudia fue notificada este viernes por un miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que la identificó.

Sus restos fueron extraídos por peritos del Colectivo de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán.

«No puedo explicarlo con claridad, pero siempre ‘me llamó’ el Pozo de Vargas, al que visité muchas veces. Sentía que Aida podía estar allí. Ahora siento una mezcla de alegría, felicidad, de tristeza, pero también esperanza por lo que queda», contó Claudia.

Y agregó: «Aida ya volvió, ahora no pararé hasta saber qué pasó con mi hermano del medio», dijo.

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