Con casi 300 testigos y la hipótesis de los lazos políticos detrás del ataque, el miércoles el Tribunal Oral Federal 6 comenzará a juzgar a Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Nicolás Carrizo.
A un año y casi nueve meses del día en que apuntaron con un arma en la cabeza de la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, este miércoles comenzará el juicio oral contra los acusados por intentar asesinarla. Los tres detenidos son Fernando Sabag Montiel, el atacante; Brenda Uliarte, su ex novia, y Nicolás Carrizo, el jefe de ambos y señalado como un participante secundario, también conocidos como “La banda de los Copitos”.
El juicio, que se especula dure más de seis meses, estará a cargo del Tribunal Oral Federal 6 (TOF6), que integran la jueza Sabrina Namer y los jueces Adrián Grunberg e Ignacio Fornari. Las audiencias serán todos los miércoles a las 9.30 en la Sala AMIA de Comodoro Py, donde desfilarán más de 300 testigos, entre ellos la propia CFK que se espera se presente pasada la feria judicial de invierno.
Este miércoles se leerán las acusaciones de la fiscalía, a cargo de Gabriela Baigún, y la querella de Cristina, que integran los abogados Marcos Aldazabal y José Manuel Ubeira, y podrán prestar declaración indagatoria los tres acusados, que permanecen privados de su libertad. La primera audiencia será transmitida por Youtube, igual que los alegatos. La primera tanda de testigos se presentará la semana siguiente y comenzará con las personas que presenciaron los ocurrido de cerca la noche del 1° de septiembre de 2022, los militantes que atraparon a Sabag Montiel, el que vio y gritó que tenía un arma, entre otros.
1° de septiembre de 2022
Ese día, Cristina Kirchner llegaba a su casa, en la esquina de Montevideo y Juncal en el barrio porteño de Recoleta, donde la esperaban un importante grupo de simpatizantes, que iban a apoyarla luego de que el fiscal Diego Luciani pidiera para ella 12 años de cárcel e inhabilitación perpetua para ocupar cargos públicos en el juicio «Vialidad». En su relato CKF contó que ni ella ni su custodio se habían dado cuenta de lo que había ocurrido hasta que lo vieron en la televisión. Sabag Montiel, que estaba entre la multitud, se acercó y le apuntó a CFK en la cara con una Bersa calibre.32, que gatilló al menos una vez. La bala no salió porque no estaba cargada en la recámara. Terminó atrapado por militantes y acusado por tentativa de homicidio doblemente calificado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas agravado por el uso de arma de fuego. Su novia, Brenda Uliarte, se encontraba escondida con él entre la multitud, pero logró escapar por un costado.
Según se logró determinar en la causa apenas unos días después del ataque fue que el plan para matar a CFK comenzó hace casi un año: el 22 de abril del 2022. Ese día, la joven Uliarte le contó a una amiga que tenía un arma. Tres meses después, el 4 de julio, Brenda le reveló a Agustina Díaz, su amiga agendada como “Amor de mi vida”: “Voy con el fierro y le pego un tiro a Cristina… me dan los ovarios para hacerlo … el tema es cómo porque la vieja tiene seguridad”.
Ya en julio, Uliarte tenía pensado atentar contra la vida de la Vicepresidenta utilizando un arma de fuego. Estaba organizándose para “ir a hacer bardo a la Casa Rosada”. De su teléfono surgen frases como “Yo estoy con ganas de ir a reventar la quinta de Olivos o la casa rosada con bombas molotov”; “a mí si me re dan los ovarios para hacerlo”; “sé usar un fierro, no soy francotiradora pero algo es algo. Hay que encontrar un hueco, ser estratega. No es fácil pero hay que encontrar la vuelta”; o “no voy a ser boluda de automandarme al muere”.
En sus diálogos también se supo su participación en una marcha a Casa de Gobierno que había organizado Revolución Federal y de su obsesión por Eduardo Miguel Prestofelippo, conocido como “El Presto”, un youtuber vinculado a la militancia libertaria, anticuarentena y antikirchnerista y que fue denunciado por amenazar en redes sociales a la vicepresidenta. Habían pasado una noche juntos y ella hasta pensaba en hackearle el teléfono.
CKF declaró al día siguiente de intento de magnicidio en el living de su casa frente a la jueza María Eugenia Capuchetti y el fiscal Carlos Rívolo. Allí relató: “Cuando vine acá luego de salir del Senado la gente me estaba esperando a la salida de casa con cánticos, apoyo y libros para firmar. Cuando bajo, hago un trayecto y la gente se forma en un semicírculo sobre la calle Juncal. Yo comienzo a caminar, saludo a la gente y muchos de ellos traen libros para que se los firme. Cuando estaba dando la vuelta por la calle Juncal, veo que alguien revolea un libro. Es la primera vez que me pasa desde que presenté el libro”.
«Nunca me pasó que revoleen un libro. Cuando pasa eso, me agacho a agarrarlo. Cuando me levanto, veo que se arma un tumulto de personas que agarran a una persona. Ahí recordé que el día anterior un repartidor había agredido a una persona de mi custodia y pensé que era un caso similar. Luego, termino el circulo, firmo unos libros más y entro a mi domicilio. Cuando venía en el ascensor, mi secretario Diego Bermúdez estaba muy nervioso y me dijo que creía que había habido un arma porque había escuchado un clic. Cuando llegamos al domicilio, nos sentamos en el comedor diario, vimos las imágenes y constatamos lo que había ocurrido. Ahí me empiezo a enterar lo que había pasado…», añadió.
Por otro lado, Nicolás Carrillo fue detenido unos días después como parte de la hipótesis de «La banda de los Copitos”. Él era el jefe de Sabag Montiel y de Uliarte en la venta de copos de azúcar, y la sospecha es que utilizaron esa máscara para realizar la inteligencia previa al atentado.
La causa de intento de homicidio llegó a juicio oral sin incluir la denominada pista Milman, que aún se encuentra en etapa de instrucción. Se basa en una denuncia contra el diputado nacional Gerardo Milman, a quien horas antes del ataque habrían escuchado decir en el bar Casablanca, de la esquina del Congreso, que “cuando la maten yo estaré camino a la costa”.
El celular de Sabag Montiel
La novedad ahora es que un peritaje de la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) concluyó que aún existe la posibilidad de recuperar información del celular de Fernando Sabag Montiel. Ese aparato fue la primera prueba clave que quedó dañada en la etapa de instrucción, a cargo de la jueza María Eugenia Capuchetti.
El celular apareció dañado después que la Policía Federal intentara descargar el contenido dentro del juzgado de Capuchetti y cuando se lo entregaron a la Policía de Seguridad Aeroportuaria. En el ínterin el aparato estuvo todo el día en el despacho de la jueza. Hay una causa penal que tramita en paralelo para saber qué pasó, donde están imputados un u agente de la PFA y dos de la PSA. En la causa sobre el atentado sólo se pudo obtener la información de la tarjeta SIM y de memoria. Había algunas fotos que fueron relevantes de Sabag Montiel y Brenda con un arma, pero no había chats de whatsapp Sabag y solo unos pocos de Telegram.
En instrucción la fiscalía no avanzó con un nuevo intento del análisis del teléfono ante la posibilidad de que se perdiera la información. La fiscala Baigún pidió, en la instrucción suplementaria del juicio oral, que la DATIP estudiara el tema. El informe que será entregado por escrito estos días afirma que hicieron un procedimiento llamado «routeo» para corroborar si es posible extraer aún algo del aparato, y dio positivo. Es decir, concluyeron que hay chance de obtener algo. El testeo se hizo con un celular igual al de Sabag (un Samsung modelo SM A50 5G con 64 GB gigabytes). Aclaran los investigadores que igual es «inestable» y no hay total garantía de un procedimiento exitoso. La fiscalía pedirá que se haga en función de este resultado.