Por Laura Pomilio
El cientista social conversó con La Patriada Web sobre su último libro «Pensar los 30.000. Qué sabíamos sobre los desaparecidos durante la dictadura y qué ignoramos todavía”, recientemente publicado por Siglo XXI Editores.
Documentos e informes de la época, archivos desclasificados y numerosos testimonios. Con todo eso en sus manos, el sociólogo e investigador del CONICET, Emilio Crenzel, decidió proponer un novedoso recorrido sobre la «heterogeneidad» que caracterizó el conocimiento que tuvieron hace casi medio siglo los distintos actores que conformaron el universo de denunciantes de los secuestros, asesinatos y desapariciones cometidos por la última dictadura cívico militar.
A partir de su investigación, Crenzel consideró que no se puede hacer una «afirmación uniforme y totalizante» sobre cuánto sabia la sociedad de los crímenes perpetrados por el régimen entre 1976 y 1983. Aquel conocimiento, aseguró, fue «aún más fragmentario y tardío» entre quienes ignoraban la información que circulaba entre los denunciantes.
Desde un punto de vista sociológico, Crenzel abordó, además, el impacto social de las experiencias límite y de violencia extrema que implantó el terrorismo de Estado bajó una lógica que sembró terror en la población y una incredulidad propia del corrimiento de las fronteras de lo concebible frente a la magnitud del horror de lo que estaba sucediendo.
La Patriada Web: ¿Cuáles fueron las condiciones diferenciales para la elaboración de conocimiento sobre lo que estaba ocurriendo en el transcurso de la última dictadura cívico militar?
Emilio Crenzel: Fue un proceso inaudito en nuestro país, porque no había precedentes de un sistema a nivel nacional de esa naturaleza. Se trataba de un sistema criminal que tenía fases públicas y clandestinas que dificultaban su inteligibilidad como tal, profundizado por la existencia de un clima de terror, de censura, así como discursos y normas adoptadas por la dictadura que reforzaban los obstáculos para la producción de conocimiento al respecto. Había una desigualdad muy grande entre quienes perpetraban este sistema y quienes lo denunciaban, y la heterogeneidad de conocimiento también era significativa entre los mismos denunciantes. Por ello, la hipótesis que sostengo es que si existían esas variaciones entre quienes se veían directamente afectados por el crimen, el conocimiento de amplios sectores de la sociedad fue aún más fragmentario y tardío.
La Patriada Web: ¿Cómo fue el proceso que llevó a vislumbrar la responsabilidad estatal en las desapariciones?
Emilio Crenzel: El universo de denunciantes era diverso en relación a sus consideraciones sobre la dictadura cívico militar y acerca de quiénes eran los responsables de las desapariciones. Habían denunciantes que, casi en simultáneo al golpe, supieron de la responsabilidad orgánica de la Junta Militar, mientras que otros aceptaban el discurso oficial que responsabilizaba a bandas de ultraderecha que escapaban al control del Estado. Hubo fuertes disputas al interior de los denunciantes sobre este tema que se fueron zanjando a partir de la creciente evidencia de que el Estado era el autor de este crimen, como lo dejaría en evidencia en 1979 la visita al país de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La Patriada Web: ¿Qué es lo que se sabía en ese momento de los centros clandestinos de detención?
Emilio Crenzel: El conocimiento de la red de centros clandestinos fue progresivo, aun para aquellos actores que tenían más noción del sistema de desaparición forzada como, por ejemplo, Rodolfo Walsh, que tempranamente nombra en los partes de la Agencia de Noticias Clandestinas (ANCLA); algunos centros clandestinos, como la ESMA, Campo de Mayo y La Perla. Ese conocimiento fue obstaculizado por la diseminación por parte de la dictadura de ciertos rumores, como la existencia de cárceles especiales o granjas de resocialización, donde estarían detenidos los desaparecidos, que sembraron cierta expectativa entre los familiares que los buscaban. Pero también entre los propios detenidos que escuchaban que una porción de sus compañeros estarían destinados a ese tipo de lugares.
La Patriada Web: Tiene que ver con ese «hiato» al que hace referencia entre lo que se podía llegar a ver, escuchar o conocer respecto a comprender realmente lo que estaba sucediendo…
Emilio Crenzel: Justamente lo que trato de evidenciar es la diferencia que hubo entre ciertas percepciones fruto de la experiencia directa con alguna de las fases de este plan represivo, y la comprensión o el poder poner en relación esas experiencias directas en función de una inteligibilidad global acerca de este sistema. El ver personas encapuchadas que ingresaban a una comisaría no necesariamente se traducía en la comprensión de que ese lugar funcionaba como centro clandestino, que las personas conducidas allí serían torturadas, muchas de ellas luego asesinadas y que el Estado era el responsable de ese sistema multiplicado por miles en todo el país.
La Patriada Web: En el tercer capítulo del libro aborda el tema de las cifras ¿Cuáles fueron las principales dificultades con las que se encontraron en aquel entonces los organismos que trataron de cuantificar la cantidad de víctimas del sistema represivo?
Emilio Crenzel: El primer obstáculo fue la clandestinidad de buena parte de las fases del sistema de desaparición forzada, sumado al ejercicio del terror, el pacto de silencio de los perpetradores, la censura y la tergiversación de la información que las Fuerzas Armadas proporcionaban a la prensa y ésta reproducía. Otro obstáculo fue la circulación entre el sistema legal e ilegal de detención, que transformaba personas desaparecidas en presos reconocidos por el Poder Ejecutivo y viceversa. Se produjeron, principalmente, dos estrategias de contabilización: una que tendió a estimar la cifra de víctimas tanto de desaparecidos como de presos políticos y muertos; y otra, que se asentó en la recolección de denuncias por parte de familiares de los desaparecidos. Tanto una como otra estaban atravesadas por la duda en ese contexto de censura, terror y persecución.
La Patriada Web: ¿Por qué prevaleció y prevalece la cifra de 30.000?
Emilio Crenzel: La cifra de 30.000 no es azarosa, ya que comprende distintas categorías dentro del universo de víctimas: por un lado, aquellas personas que continúan desaparecidas y que, como señala el Registro Unificado de Víctimas del Terrorismo de Estado (RUVTE), alcanzan unos 7.000 casos más los que aún están en revisión sumado a los de personas que fueron asesinadas, cuyo asesinato fue corroborado tras su desaparición. Por otro lado, el RUVTE también da cuenta de la existencia de miles de casos de personas que fueron detenidas desaparecidas por distintos lapsos de tiempo y que luego fueron liberadas. Sumado a los casos de desaparecidos y sobrevivientes no registrados, se llega a la cifra emblemática de los organismos de derechos humanos, que tiene su correspondencia en la sumatoria de estas categorías.
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La Patriada Web: En el libro dedica un apartado al debate en torno a los testimonios de los sobrevivientes. ¿Cómo impactó en los distintos actores el conocimiento sobre los mecanismos y prácticas perversas que enunciaban quienes habían sobrevivido?
Emilio Crenzel: Ante estos primeros testimonios, la posibilidad de que el Estado fuese responsable del asesinato de miles de personas y los métodos que se decía que se estaban utilizando suscitó fuertes dudas e, inclusive, rechazos entre los denunciantes. Estas situaciones de violencia extrema, por su gravedad, introducen un factor de inverosimilitud al transgredir los límites de lo concebible. Esto se acentuó con la Ley de Presunción de Fallecimiento por parte de la dictadura, que transformaba a los desaparecidos en muertos al fijar como fecha de muerte el día que los familiares habían efectuado la denuncia por la desaparición forzada. La aparición de testimonios de sobrevivientes dando cuenta del asesinato de los desaparecidos, pocos meses después de la sanción de esta norma dictatorial, hizo creer que esos relatos eran falsos y que formaban parte de la estrategia dictatorial.
La Patriada Web: Casi medio siglo después, ¿cuáles son las cuestiones centrales que aún ignoramos del proceso represivo?
Emilio Crenzel: Desde ya, tanto para los familiares como para la sociedad toda, es primordial conocer el destino de cada uno de los detenidos desaparecidos, así como identificar a los entonces menores que fueron apropiados por los represores. Pero hay otras vacancias y aspectos que aún no han sido investigados y que son sustantivos para comprender este sistema criminal, a sus víctimas y perpetradores. Por ejemplo, no existe un estudio académico que aborde el perfil político y social de los desaparecidos ni de los sobrevivientes. Otro tanto desconocemos de los perpetradores: ¿Cuántos son? ¿Cuál es su perfil político? ¿Su relación con la obediencia a órdenes superiores, con la búsqueda de beneficios personales o con la convicción ideológica que los guio para formar parte de este sistema criminal?
La Patriada Web: ¿Cómo analiza la irrupción de debates que parecían zanjados en torno a la magnitud de lo acontecido durante la última dictadura propiciada por el propio Javier Milei y varios de sus funcionarios?
Emilio Crenzel: Argentina es parte de la ola mundial de ascenso de derechas extremas, de negacionismo de las violaciones a los derechos humanos y reivindicación del ejercicio estatal de la violencia. Sin embargo, en nuestro país, y pese al apoyo que todavía conserva en algunos sectores el gobierno de Javier Milei, no es verdad que sus votantes rechacen los procesos de Memoria, Verdad y Justicia. Diversas encuestas revelan que un 80% de la población apoya estas políticas y eso tiene que ver con el esfuerzo desplegado, principalmente, por la lucha del movimiento de derechos humanos, que en las peores condiciones peleó por llegar a la verdad y obtener justicia. Esa lucha continúa.