Por Micaela Szyniak*
Encontré un cuaderno mío en su casa
y me puse a leerle frases, entonces ya
nos estábamos separando pero todavía
yo no estaba lista para verlo, cambió
su gesto, como si pudiera
echarme sin palabras, pregunté:
¿me voy yendo?, junté mis cosas, ella
agarró sus llaves
y como había empezado a preguntar
esa mañana en Avenida de Mayo
seguí preguntando: ¿te pasa algo?
Contestó que ya no tenía
sentido esa charla y en mi parada repitió:
“quiero efectuar la definitiva y
total separación”. Nunca entendí porqué
necesitó un lenguaje técnico para hablar de sentimientos
A la semana le pedí llamarnos, me dijo:
“no tengo tiempo”, la llamé igual, entonces yo sentía
que me podía desarticular si me dejaba
como un muñeco. Por teléfono explicó:
no supo porqué le dio rechazo
el asunto del cuaderno, pero el cuerpo
siempre sabe adelantó, hasta que unos poemas
míos en el blog de Pato Foglia
le dieron mucho cringe, esa es
la palabra que eligió, se traduce como
mucha vergüenza, yo, mis amigos, la poesía
Entonces me dijo, uno, que era una narcisista
¿pueden creer que respondí: perdón,
te amo, borro todo, como si me arrastrara
por el desierto con las rodillas ensangrentadas?, dos,
que entre mi obra y ella
yo ya había elegido y, tres, que me tendría
que haber dejado un año atrás
cuando publiqué mi libro anterior. Está este concepto
de Ulloa, la encerrona trágica
es cuando alguien cae al piso y otra
persona lo sigue pateando sin que nadie
ni nada intervenga, eso se llama crueldad, aunque no sé
cuál fue la crueldad ahora que lo pienso
quizá el mayor gesto de ternura
que mi ex pudo darme fue ese lenguaje técnico
en Avenida de Mayo, ese efectuar, ese
definitiva, ese total.
Cuando me despierto
leo un libro nuevo cada día
antes de dar clase
antes incluso de prender el celular
elijo uno de la biblioteca
hago mate, salgo al balcón del monoambiente
y ahí me quedo, el sol y el frío, juntos
en mi ritual de estar sin ella
que es como correr sábanas
que tapaban espejos, de repente me acuerdo
que yo pasaba quieta las mañanas
para que no se despertara, no, era algo
más, creo que la enojaba despertarse
y que yo estuviera en otra cosa
como si la dejara abandonada
en la entrada de este mundo, pero
esto es lo que pasaba: cuando
volvía del sueño, y abría un ojo
y después el otro, marrones, como almendras
cansadas, aunque yo estuviera
justo a su lado, abrazándola,
ella estaba sola. Más sola en ese instante que el resto
de los mortales. Pienso ahora que
pudo ser la persona más sola que vi
Y en realidad, yo también la que ella vió -imaginen
la escena en reversa: una mujer
despierta hace horas, con la persiana
cerrada a mediodía, escribiendo en el celular
para hacer menos ruido, brillo a mínimo,
intentando no moverse por miedo a molestar-
creo que la soledad fue nuestro territorio,
¿qué podíamos fundar en él?
Una pareja se divierte
una pareja se hace chistes
comen quesos de una tabla
ella con su nueva novia seguro coge
bien, seguro ella se la coge
apenas de violencia, una nalgada
que recuerde las cosas de las que
son capaces
seguro gime,
acaba y llora
como una vez lloró conmigo
durante siete
años ella y yo lloramos juntas
y ahora estoy en la gintonería de Mar
de las Pampas
quisiera descansar de tener
frío cuando duermo
frío en este bar, mientras camino
quizá mi ex y yo no éramos felices
pero cuando yo estaba lejos de mi casa
apoyaba la frente en su hombro
me caía sobre ella
y ella me agarraba
y entiendo que una pareja
no puede ser un chupete
para tramitar ciertos cansancios, una
pareja no puede funcionar en contra
de sentir lejos la casa
pero en noches como esta.
*Micaela Szyniak es lic. en Artes de la Escritura (UNA), donde también es docente en Introducción al Análisis del Discurso y adscripta a la cátedra Poesía III. Coordina talleres literarios y, junto a Laura Duschatzky, el espacio de Educación “De la práctica a la escritura y de la escritura a la práctica”. Publicó Tamara (Promesa, 2020), Contrato precario (Salta el pez, 2019), Escribo pidiendo ayuda (Nulú Bonsai, 2018) y Mi cuerpo es un tributo (Trench, 2018).
Estos poemas forman parte de su libro Último año juntas