Cromañón es del pueblo

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Por Daniela Azul Martínez.

La organización de familiares y amigos de víctimas y sobrevivientes “No Nos Cuenten Cromañón” encabezó un nuevo acto homenaje a 19 años de la tragedia del boliche de Once en la que murieron 194 personas. Hubo música en vivo y la presentación del libro Voces, Tiempo, Verdad. “Esto no es un show ni un festival, esto es un homenaje por los pibes y por las pibas; con alegría, con memoria y con conciencia”, dijo Lucas, uno de los integrantes de NNCC, desde el escenario ubicado en Diagonal Norte y Suipacha.

Son las cinco de la tarde del anteúltimo día del año y, desde el Obelisco hacia Diagonal Norte, empieza una caravana: banderas de Los Gardelitos, La Renga y Ojos Locos, cada barrio y localidad da el presente: Jose C. Paz, Savio, Caseros, Tigre, Calzada, Lugano. Un pibe y una piba atan un trapo con la cara del Pato Fontanet a la persiana de un local cerrado: “Giles son los que sobran”, dice en letras amarillas. Dos pibas se agachan a preguntar el precio de las remeras y los pilusos de Callejeros y del Indio. Un nene abraza a otro y corren, y una nena con la remera de Don Osvaldo se presta con su mamá para una foto de prensa. De lejos, se escucha un pibe que está con la guitarra, sentado en el asfalto empieza:

“El mar se te abrió una vez
Se te abrió para no parar (¡Vamos!)
Y vos no te despertaste
Lo arruinastes una vez más
Es tan perfecto que asusta”.

Los que están a su alrededor se le suman, y los que vienen llegando también.

Detrás del pibe con la guitarra está el escenario donde los familiares, amigos de víctimas y sobrevivientes agradecen a los presentes por acercarse. “Si llegamos a conseguir que Cromañón vuelva a abrir sus puertas, va a ser por el apoyo de todos ustedes”, dice desde el escenario una integrante de NNCC. “Cuiden al que tienen al lado porque literalmente puede ser el que te puede salvar la vida”, agrega.

El colectivo, junto a distintas organizaciones conformadas por familiares, amigos de víctimas y sobrevivientes, logró con el voto unánime de ambas Cámaras del Congreso la aprobación del proyecto de ley 27625 para expropiar el predio República Cromañón en el barrio de Balvanera. El 1 de diciembre el Gobierno Nacional reglamentó su expropiación para que se convierta en un espacio de la memoria dedicado a las víctimas, el desafío por delante es que el boliche, una vez más, pueda abrir sus puertas para que comience a ser habitado por la memoria: “Vamos a tener que convencer a un presidente que defiende la propiedad privada a rajatabla de que entienda y acepte que, más allá de lo que puede ser su ideología, se trata de una ley que fue votada por toda la fuerza política”, explica Jorge Papo, sobreviviente, y agrega: “Cromañón puede ser un mojón importante en la historia reciente, es un espacio de memoria en un contexto post dictadura. Podemos animarnos a profundizar y ampliar las políticas de memoria verdad y justicia. Si hay una gran deuda pendiente desde el retorno a la democracia es la que nos convoca a estar todos juntos acá”.

“Escuchenlo, escuchenlo, escuchenlo. Ni una bengala ni el rocanrol, a nuestros pibes los mató la corrupción”, cantan desde el público grandes y niños cuando comienza el discurso de apertura. “Estaremos siempre para quienes necesiten encontrar un lugar para transitar este día”, dice Elsa, familiar de una de las víctimas de Cromañón. “Acá somos y acá estamos, y acá seguiremos estando todos los años que hagan falta hasta asegurarnos que Cromañón no se va a volver a repetir”.

NNCC se originó en el 2007 y cuenta con distintos proyectos: un programa de salud mental llamado Desde Adentro, charlas educativas en establecimientos escolares y en espacios culturales y se encarga de la organización del acto de aniversario que reúne a miles de personas y convoca a distintos artistas. “Comenzó siendo un acto muy chico para una pequeña multitud, donde si ustedes se acuerdan pasar un tema de Callejeros era todo un acto de rebeldía y hoy acá estamos, cada vez más gente transformando este evento en lo que ustedes están por ver”, dice Javier García, sobreviviente de Cromañón.

La banda que abre el homenaje es Peligrosos Inocentes, en la guitarra está Federico Claramunt, sobreviviente de Cromañón y uno de los impulsores de NNCC. Luego, se suma Tango & Roll, el proyecto de Martin Martines, vocalista de Ojos Locos. La presencia femenina la marca Wayra Iglesias, que le da paso a Pato Fontanet con Don Osvaldo. El cierre musical se lo queda Eslavos y La Chancha Muda, quienes ceden el escenario a los miembros del colectivo.

Son casi las nueve y las tres cuadras que van desde el obelisco hasta Diagonal Norte y Suipacha están colmadas. Adelante están los trapos y en el medio los grupos de amigos y familiares sentados en ronda. Dos amigas están paradas contra un poste de luz leyendo el libro Voces, Tiempo, Verdad que compraron en el puesto de la carpa blanca. Mientras la música suena de fondo, una le lee un testimonio a la otra.

El libro forma parte de uno de los proyectos de NNCC, está escrito por Bruno Larroca y tiene el prólogo de Estela de Carlotto. “Es uno de los proyectos más grandes que hicimos, es un documento para que quienes quieran saber lo que pasó en Cromañón puedan hacerlo en las hojas que abarca este libro”, dice Diego Cocuzza, sobreviviente de Cromañón y miembro de NNCC.

Al cierre del acto, Cocuzza toma la palabra, agradece a los miles que se acercaron, a la banda, a los técnicos y a cada uno que hizo posible el homenaje: “Pasó mucho tiempo, nos merecemos sanar. Si hoy una o un sobreviviente se fue con una sonrisa, para nosotros todo lo que hicimos este tiempo valió la pena”, dice, y agrega: “Tuvimos algunos inconvenientes este año para que nos dejen hacer esto. No es gratis que toque Don Osvaldo acá. Nos pidieron que desalojemos la calle una vez que terminemos el acto”. Mientras tanto, las personas comienzan a gritar y silbar pero enseguida ordena la situación: “Se los pedimos nosotros, si quieren que podamos continuar haciendo esto todos los años, ayúdennos y no nos quedemos acá”.

El homenaje termina y los amigos, las familias y los sobrevivientes desconcentran abrazados, con los trapos, los chicos y la música. Desconcentran igual que como llegaron y como Cocuzza concluye al final del discurso: “Esto es lo que somos, lo que fuimos siempre. Siempre del mismo lado, desde el 30 del doce del 2004”.

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