Por Nicolás Poggi
Los jefes sindicales siguen sin dar señales mientras los «primerean» otros sectores sociales en la oposición a Javier Milei. Dudas con el nuevo secretario general puesto por Hugo Moyano.
Despidos y cierres en las fábricas de Dánica, Adidas, Acindar y siguen las firmas. Unos 300.000 trabajadores registrados menos desde que empezó el gobierno de Javier Milei, con los estatales y los obreros de la construcción como principales damnificados. Un panorama crítico que se acentúa con la flexibilización implantada a través de la reforma laboral y que obliga a cualquier trabajador a «rebuscárselas» en la economía informal para paliar el ajuste. Y la CGT como centro de todas las miradas por un silencio demasiado prolongado.
En medio de un debate interno que arrastra, como mínimo, desde los tiempos del macrismo, la central obrera sigue haciendo tiempo y apela a una supuesta falta de apoyo social para activar nuevas medidas de protesta o un plan de lucha, pese a las advertencias que en ese último sentido diera recientemente Octavio Argüello, el triunviro moyanista que llegó al Consejo Directivo para ocupar la silla que dejara vacante Pablo Moyano.
«Siempre está latente la posibilidad de una medida de fuerza. El conflicto por sí mismo no tiene mucho sentido, tiene que haber un paro y un plan de lucha y lo estamos pensando», anticipó Argüello la semana pasada, en lo que fue una toma de posición que sorprendió en medio de la letanía y el receso veraniego que atraviesa la CGT.
Esas declaraciones del dirigente camionero, hechas a El Destape Radio a propósito de la intención del Gobierno de no promover aumentos en las paritarias, llamaron la atención en el mundo político y sindical porque la línea más moderada de la conducción cegetista, que representan los cosecretarios generales Héctor Daer y Carlos Acuña, suele repetir ante quien quiera oírlos que no hay condiciones ni «clima social» para hacer un nuevo paro.
Pero la realidad volvió a imponerse y, ahora, los dirigentes sindicales miran cómo el colectivo LGBTQ+ y la militancia feminista activan sendas movilizaciones contra Milei para el 1 de febrero y el 8 de marzo próximos, respetivamente, en el primer caso en repudio al ataque que el Presidente le propinó a la comunidad homosexual en su discurso en el Foro de Davos.
«Los únicos que salen ahora son estos pibes, sin desmerecerlos. Pero el colectivo LGBTQ+ está en plan de lucha y nosotros los estamos mirando», admitió ante la consulta de La Patriada Web una fuente del sindicalismo. El mismo dirigente lamentó, además, que «las chicas saldrán el 8 de marzo por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y nosotros vamos a acompañarlas con un comunicado».
Mientras tanto, según pudo confirmar La Patriada Web, el Consejo Directivo de la central obrera se reunirá este miércoles, a las 11, con Taty Almeida, presidenta de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, y otros referentes de organismos defensores de los derechos humanos para efectuar un desagravio ante los ataques constantes del gobierno de Milei y la tropa libertaria. Será la única actividad formal de la organización en la semana y no habrá reunión de mesa chica, como se especuló.
Pases de factura
El debate puertas adentro de la CGT sigue siendo el mismo: moderación o confrontación. Y, sobre ese punto, el ala dura dice no esperar nada de Daer y compañía por tratarse de «la misma conducción que viene desde el macrismo», a la que incluso acusa, por lo bajo, de estar «encarpetados» por el Gobierno.
«¿Alguna vez se vio que la CGT haya hecho un paro en enero o marzo?», preguntan en uno de los gremios combativos, donde aseguran que la huelga nacional que se hizo el 24 de enero pasado, apenas iniciado el gobierno de Milei, fue por el empuje de Pablo Moyano, que en ese momento ocupaba una de las sillas del triunvirato de Azopardo.
En ese sector lamentan la pasividad actual de la central obrera, que solo se pronuncia por temas de la coyuntura y evita las discusiones de fondo. Muchos dirigentes estuvieron todas estas semanas de vacaciones. «Está siendo un verano largo -se lamentan entre los duros-. Y lo peor es que, si hiciéramos algo, no pueden estar seguros de que la gente no acompañaría. Como mínimo, unas 100.000 personas te van a apoyar«.
Nuevas resistencias
Muchos de los gremios disconformes con la estrategia negociadora -una familia heterogénea donde abrevan Camioneros, UOM, La Bancaria, Aeronavegantes, SMATA y La Fraternidad, entre otros- también resisten la figura de Argüello, el hombre que Hugo Moyano colocó en diciembre pasado como su delegado en el triunvirato después de la renuncia de Pablo Moyano.
Le reprochan no tener autonomía ni mucho menos compromiso con el mundo laboral. «Cuando fue diputado no presentó ni una ley para los trabajadores; ni para los camioneros, recolectores de basura. Nada para los laburantes«, confió una fuente sindical ante la consulta de este medio, ante el cual tampoco se privó de la ironía: «La única vez que se le escuchó la voz en el Congreso fue para preguntar dónde estaba el baño».
En efecto, Argüello fue diputado nacional del Frente para la Victoria entre 2007 y 2011, tiempos de abundancia política para el kirchnerismo, y antes había sido legislador bonaerense, entre 2003 y 2007. Ahora llegó al triunvirato como hombre de máxima confianza de Hugo Moyano, el patriarca que, a sus 81 años, sigue activo en su gremio, donde detenta su cargo de secretario general mientras mantiene las diferencias con Pablo, que lo secunda como secretario adjunto.
Pero también hay críticas para Daer: en su gremio, el de Sanidad, se acordó un aumento del 11% para el período octubre-diciembre, pero la Secretaría de Trabajo aún no lo homologó, a lo que se suman los 1.400 despidos de este mes a trabajadores de la salud, una situación por la que el dirigente cegetista, acusan, «no levantó la voz».
El escenario es de emergencia en todos los rubros: la empresa de margarina Dánica había anunciado en diciembre el cierre de su planta de Llavallol pero, por intermediación del gobierno de la provincia, reabrirá este lunes.
La planta siderúrgica Acindar de Villa Constitución, en Santa Fe, terminó el año con un parate del 50% de su actividad producto de la apertura de importaciones y el freno de la obra pública, lo que incluyó además la suspensión de 700 trabajadores. Lo mismo con la siderúrgica Ferroglobe, que ya anunció que suspenderá sus operaciones desde febrero.
La planta de calzado Dass, que fabrica para Adidas, cerró sus puertas el 20 de enero en Coronel Suárez, en el interior bonaerense, y despidió a 400 trabajadores. El gremio atribuye la crisis a la apertura indiscriminada de importaciones y a la caída de las ventas.
En Camioneros, por otro lado, afirman que el consumo de productos que se transportan en vehículos (como agua y gaseosas) bajó un 50% y en verano. Los trabajadores se preparan para pasar el invierno y esperan que sus gremios se encolumnan en su defensa.