El juez Lijo, Correo Argentino, Santiago Caputo, las SAD y los cargos vacantes en el gobierno. Todo parece formar parte del vínculo que por ahora une al jefe de Estado con el ex presidente.
Ni bien Patricia Bullrich, la candidata de Mauricio Macri en la interna de Juntos por el Cambio, perdió las elecciones generales, el ex presidente empezó a negociar con Javier Milei para ayudarlo brindándole la estructura del PRO.
Esas reuniones, como las de las que siguieron a la victoria del balotaje en el Hotel Libertador, sirvieron para evaluar puestos en el gabinete y otros sectores fundamentales del gobierno. Pero, principalmente, para negocios e impunidad.
El 17 de diciembre de 2023, en lo que pareció su primer acto luego de su asunción, Milei concurrió a votar en las elecciones de Boca, donde Macri era candidato a vicepresidente.
El 21 de diciembre Milei anunció su primer Decreto de Necesidad y Urgencia, que según su opinión era fundamental para poder gobernar. En el mismo puso, como uno de sus puntos, que los clubes de fútbol se convirtieran en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
Es evidente que el tipo de organización estatutaria de los clubes de fútbol no es algo que implique necesidad y urgencia para el Estado nacional. En esos dos actos se sale a relucir uno de los negocios qué pactó con el expresidente.
Otro punto fundamental en las negociaciones fue mantener la impunidad de Macri, dado que este tiene causas abiertas. En enero, el líder de PRO tuvo éxito: lo sobreseyeron en la causa de “Pepín” Rodríguez Simón por la llamada “Mesa judicial”.
Otra causa muy importante sigue siendo tramitada en tribunales, es la causa por Correo Argentino, un problema que Macri quiso resolver durante su presidencia, cuando se autocondonó una deuda millonaria en 2017. El juez que tramita esa causa es Ariel Lijo.
El poderoso asesor monotributista de Milei, Santiago Caputo, que forma parte junto a la hermana del libertario de lo que el presidente llamó “su triángulo de hierro”, fue quien propuso a Lijo, de un largo prontuario como para poder a ser candidato a la Corte Suprema.
El mismísimo Santiago Caputo fue quien hablo con Lijo y el otro candidato, Manuel García Mansilla, para hacerles la propuesta. Caputo está enemistado con Macri desde la época en la que trabajó con Jaime Durán Barba, quien manejaba la comunicación del entonces presidente.
Caputo tuiteó algo en contra de la decisión de Macri de no privatizar Aerolíneas Argentinas. En ese momento, desde la Casa Rosada llamaron al asesor ecuatoriano para pedirle que lo saque de su equipo de trabajo. Caputo atribuye ese llamado a Marcos Peña, entonces jefe de Gabinete.
Es tal el encono contra Peña que a diario acuchilla en su despacho de la Casa Rosada el reciente libro que publicó Peña. El enojo, obviamente, también es con Macri.
El expresidente venía sumando enojo contra el triángulo de hierro, ya que no respetaron el pacto por los cargos. En abril, Macri declaró: “Milei decía que conmigo coincidía en el 85% de los temas. Hoy creo que debe haber bajado eso al 79%”. El fundador del PRO empezaba a marcar las distancias. En abril es cuando el gobierno postuló a Lijo para la Corte Suprema.
A principios de agosto, Macri relanzó al PRO de cara a las elecciones de 2025. En las entrevistas previas al acto, que se realizó en la cancha de Boca, el expresidente declaró abiertamente su enemistad con el superasesor sin cargo formal.
Para apaciguar las aguas, Caputo tuvo que salir a declarar (y dar la cara en televisión) que admiraba a Macri. Pero las aguas no se calmaron. En el entorno del fundador del PRO dicen que este va por la cabeza de Caputo.
En los últimos días Milei y Macri se han encontrado en Olivos para cenar milanesas. En estas cenas un tema crucial debe ser conseguir el apoyo del PRO para que se vote favorablemente el pliego de Lijo a cambio de impunidad y también para continuar con los negociados. No es casualidad que en estos últimos tiempos el libertario haya vuelto a la carga con la oficialización de las SAD.