Por Guillermo Lipis
Expertos aseguraron a La Patriada Web que la DANA es una amenaza provocada por la naturaleza, y atribuyeron el desastre ocurrido en Valencia a una vulnerabilidad provocada por efecto del cambio climático y el trazado urbano inadecuado planificado sobre los “lechos de desborde” de los ríos.
La DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) es un fenómeno meteorológico que semanas atrás provocó las lluvias torrenciales que derivaron en catastróficas inundaciones en España. “Lo ocurrido allí muestra lo grave que se ha vuelto el cambio climático y lo desprevenidos que estamos”, explicaron especialistas consultados por La Patriada Web.
«La DANA no es la inundación, sino que es el efecto que provoca el encuentro entre la amenaza y la vulnerabilidad. Y esa vulnerabilidad está provocada, básicamente, por el desarrollo producido por el hombre”, explicó Cindy Fernández, meteoróloga del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Bajo condiciones excepcionales, la consecuencia de la DANA puede convertirse en un evento extremo como la inundación de la ciudad de La Plata, ocurrida el 3 de abril de 2013, cuando llovieron 400 milímetros en cuatro horas. El impacto que provoque este tipo de fenómenos dependerá de, al menos, tres factores: lluvias extraordinarias, la falta de previsión y un urbanismo desorganizado.
Lluvias extraordinarias
En pocas horas llovieron en la región de Valencia unos 500 litros de agua por metro cuadrado, una dimensión que provocó que los suelos se saturaran y no pudieran absorber más agua, lo que causó inundaciones que se llevaron puesto con todo lo que estaba en su camino.
La DANA es común en el mar Mediterráneo español, pero el cambio climático intensificó su frecuencia y magnitud a partir del aumento de la temperatura de las aguas oceánicas.
Según un estudio de la organización World Weather Attribution (WWA), el cambio climático aumentó en un 12% la intensidad de las lluvias, que duplicaron las probabilidades de que fenómenos como la DANA puedan repetirse.
Para Cindy Fernández, «si llueven 500 milímetros en 12 horas en cualquier parte del mundo, por más preparada que esté la ciudad y por más obras que le pongas, hay fenómenos muy extremos que se escapan a toda planificación posible. El ser humano siempre puede prepararse para lo peor, pero hay cosas que se escapan de lo que suele ser normal”, agregó.
Falta de previsión
Las lluvias no cayeron en la ciudad de Valencia, sino en las montañas, como mínimo a unos 50 kilómetros. Así, lo que inundó la urbe no fueron esas precipitaciones, sino la crecida de los arroyos y ríos que cruzan la Comunidad Valenciana.
Fernández cree que, ahora, «toda la población entendió que si llueve en la montaña tienen que esperar que los ríos crezcan porque en la naturaleza todo está conectado. El agua que cae en la montaña tiene que escurrir por algún lado», expuso la meteoróloga.
Y aportó el aviso remitido por el Centro de Coordinación de Emergencias español por medio de la Confederación Hidrográfica del Júcar, una de las zonas inundadas. “Lo mandaron a las 10 horas del martes y las inundaciones comenzaron a las 17. Es decir que no consideraron la advertencia», explicó Fernández a La Patriada Web.
Según la especialista, «no es necesario que un gobierno prohíba salir a la población. No deberíamos necesitar que alguien nos atrinchere en nuestras casas; todos tenemos que ser conscientes a lo que nos estamos exponiendo porque está en juego nuestra vida y la de nuestra familia”, agregó.
Urbanismo desorganizado
El otro factor que hizo tan mortíferas estas lluvias es, según expertos, la desorganizada urbanización que viene ocurriendo en el Mediterráneo español.
En Valencia abundan las zonas inundables y aunque la mayor parte del año permanecen secas (es decir sin agua), en ocasiones se producen crecidas. Resulta que en esos sitios vulnerables a los ríos se ha permitido desde hace décadas la construcción de barrios enteros en los que viven miles de personas.
Un ejemplo notable es la Rambla del Poyo, en la localidad de Chiva, que ha sido arrasada por esta DANA. Y existen otros antecedentes como el desborde del río Júcar, en Valencia en 1957, o las inundaciones en Alicante, en 1982, que ya habían dejado decenas de muertos y evidenciaron un problema que -en esta oportunidad- tuvo consecuencias más devastadoras.
Vulnerabilidad y adversidad
Para el climatólogo y especialista en agrohidrología Eduardo Sierra, «la vulnerabilidad la construye el hombre y la amenaza la produce la naturaleza. El efecto de la DANA, que es meteorológico, es producto de la imprevisibilidad, y ahí es cuando se produce la inundación».
Por eso, Sierra afirmó a La Patriada Web que «el desastre es producto de la imprevisión. La DANA no es la inundación; hay que distinguir. La DANA provoca un encuentro entre la amenaza y la vulnerabilidad. Y esa vulnerabilidad está provocada, básicamente, por el desarrollo producido por el hombre», reiteró.
En el caso de la DANA, dijo, se está confundiendo un fenómeno meteorológico con el impacto.
«La DANA es un modo de expresarse, de liberarse, que tiene la naturaleza. Una energía que la naturaleza no puede seguir conteniendo», aseguró Sierra.
«Ahora, si vos te ponés en el camino de esa energía que la naturaleza libera a través de la DANA, es cosa del hombre. Por eso recomiendo distinguir entre el fenómeno meteorológico de la DANA y las condiciones urbanas que producen pérdida de vidas y propiedades producto de las imprevisiones del hombre», sentenció.
Cindy Fernández coincidió en que hay cuestiones urbanísticas y de crecimiento poblacional: «Somos cada vez más pobladores habitando lugares cada vez más peligrosos. Los humanos tenemos la costumbre de ponernos al lado de los cuerpos de agua, generar ciudades al lado de ríos, arroyos y océanos», destacó.
«Cuando hablamos de cambio climático siempre hacemos hincapié en adaptarnos, en entender con qué fenómenos meteorológicos nos vamos a encontrar en el presente y en el futuro, y generar políticas públicas desde la urbanización y la actividad humana considerando las amenazas que vamos a seguir enfrentando”, detalló Fernández.
La DANA en Argentina
¿Puede darse en Argentina un fenómeno similar como el que destruyó Valencia?, consultó La Patriada Web.
«La DANA es lo que acá llamamos baja presión en altura o baja segregada. Es un fenómeno que existe desde siempre y es común en todos los lugares de latitudes medias como la zona central de nuestro país», respondió Fernández, y agregó que «son fenómenos normales, habituales, se están formando y disipando constantemente».
La Patriada Web: ¿Dónde han ocurrido en el país?
Cindy Fernández: En toda la zona central del país. Suelen formarse sobre el Pacífico, pasan por Chile, cruzan la Cordillera de los Andes, siguen por toda la franja central de Argentina y a veces se desplazan un poquito más al norte o más al sur. Son gigantes, pueden medir mil kilómetros o más, y son habituales, lo que pasa es que no todas estas depresiones generan los mismos fenómenos porque lo que hace que la DANA genere fenómenos más o menos peligrosos son, entre otras cosas, las condiciones atmosféricas del entorno en el que se desplazan.
Entre otros tristes ejemplos, Fernández mencionó la inundación de La Plata de 2013, «que dejó un montón de muertos».
«Fue similar a lo de Valencia. En La Plata llovieron casi 400 milímetros en cuatro horas, y 300 milímetros cayeron en una hora y media. Estamos hablando de la misma magnitud de lluvia de lo ocurrido en Valencia«, recordó.
Sin embargo, destacó que «son muchos factores los que terminan provocando el desastre. Si suponemos que esta DANA, por ejemplo, se forma en el medio del desierto de la Patagonia, donde no vive gente, nadie se entera de los impactos que pudiera haber provocado este fenómeno”.
Fernández aseguró que Argentina tiene de las peores tormentas del mundo. «Tenemos tormentas muy intensas, algunas generadas por estos sistemas de baja presión o por otros fenómenos. Ocurren constantemente y hay que entender que estamos expuestos a ello. Si nos toca, tenemos que estar preparados”, resaltó.
Principalmente la región más afectada por las tormentas intensas y por otros fenómenos meteorológicos son las zonas del centro y norte de Argentina. Y en la Patagonia, un ejemplo memorable fue la inundación en Comodoro Rivadavia en 2017, que en 36 horas registró una precipitación acumulada de 120 milímetros, una cifra récord para esta ciudad costera chubutense. Fernández recordó que «la ciudad quedó completamente devastada porque es una zona árida, el suelo no es permeable y, entonces, toda el agua que cayó se transformó en corriente».
La Patriada Web: Con lo cual hay que tener en cuenta la planificación, que no siempre tiene que ver necesariamente con la meteorología sino también con los fenómenos naturales que siguen avanzando.
Cindy Fernández: Cuando los meteorólogos hablamos de cambio climático, hablamos de adaptarnos. Siempre pensamos en adaptación y mitigación, porque sabemos que con el cambio climático estos fenómenos van a ser más recurrentes e intensos. De hecho, las investigaciones preliminares de lo ocurrido en España han encontrado evidencia de que el cambio climático está haciendo que eventos como la DANA sean el doble de frecuentes.
Eduardo Sierra: Ocurren fenómenos como inundaciones todos los años en arroyos y ríos de Córdoba, donde se producen crecidas inmediatas, pero no hay mayores pérdidas porque ocurren bastante seguido y se toman precauciones. En España las DANAS no suelen ocurrir en el mismo lugar dos veces o la probabilidad es muy baja, y entonces no están preparados.
La Patriada Web: ¿Esa es la vulnerabilidad de la que hablaban?
Eduardo Sierra: Claro, pero la vulnerabilidad no la da la DANA. La DANA es la adversidad que impacta lo que le va a hacer daño al vulnerable. Y la vulnerabilidad la puede dar la infraestructura de la zona donde afecta la DANA. Pero si la DANA es previsible, entonces hay que desarrollar infraestructura.
A pesar de lo que afirmó Sierra, Fernández advirtió que «si caen 500 milímetros de agua en una o dos horas, no hay infraestructura que valga ni mitigue el desastre”.
El climatólogo volvió a destacar el tema de la planificación urbana: «Muere gente, a veces los más ricos, a veces los más pobres porque se construyen barrios en los cauces permanentes. Si usted ve el río Luján, ahora -por ejemplo- está más o menos bajo su nivel. Ocupa muy poquito del río. Pero si se fija, el río Luján, si va hasta allá y ve el puente, tiene como una barranca del lado derecho. Bueno, la Catedral y gran parte de la ciudad de Luján están dentro del río. Por eso cuando crece, se inunda la ciudad«, explicó.
Sierra señaló que «los ríos tienen alrededor de dos kilómetros de llanura de inundación», a la que se llama «cauce temporario, que es la parte que el río usa cuando crece».
«Lo que ocurre en muchas ciudades del mundo -indicó- es que parte de ellas están construidas a caballo de ese río para tener agua; es decir, sobre la llanura de inundación. Por eso en Buenos Aires se inunda La Boca, o se inundaba Villa Crespo, edificada sobre la llanura de inundación del arroyo Maldonado”, recordó.
Y culminó Fernández: “Si bien es cierto que las lluvias de Valencia fueron lejos de las zonas pobladas, ocurrieron en lugares donde nacen los ríos que llegan hasta los centros urbanos. Hemos construido pueblos y ciudades alrededor de cuerpos de agua en sectores que muchas veces son vulnerables. Falta planificación», sostuvo.