En el gobierno del presidente Javier Gerardo Milei, la Universidad de Buenos Aires (UBA) se ha visto forzada a limitar el uso de electricidad, gas y agua durante las clases por falta de recursos. El sector educativo argentino, desde la enseñanza preescolar hasta la superior, está siendo totalmente afectado. Sin embargo, Argentina pagará 650 millones de dólares por aviones de combate F-16. Estas naves tienen cuarenta años de antigüedad y Dinamarca los había dado por perdidos. Tal es así, que los iba a regalar a Ucrania.
El rectorado de la UBA ha instrumentado diversas medidas para poder afrontar la desidia del ministerio de Capital Humano encabezado por Sandra Petovello, de quien depende la Secretaría de Educación conducida por Carlos Torrendel. En cada uno de los edificios de la Universidad de Buenos Aires se están implementando recortes en los gastos corrientes, para intentar garantizar la continuidad del ciclo lectivo después de mitad de año. En este sentido, el sector universitario se enfrenta a tiempos difíciles debido a la crisis económica. Ya se prevé que, debido al escaso presupuesto de las instituciones educativas limitado por el decreto del gobierno de Milei, que proyectó el mismo presupuesto que el año pasado con una inflación acumulada de casi el 300%, no será suficiente hasta fin de año. A los pedidos de recortes en el uso de los servicios públicos, se le suman diversos escenarios difundidos por redes sociales, como es el caso de un video filmado en la Facultad de Medicina en los que se mostraba la falta de electricidad en los pasillos y el uso de ascensores sólo en casos de emergencia, a pesar de que el edificio tiene 16 plantas.
De esta manera, la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires es el fiel reflejo del comandado por el presidente Milei. Los aumentos desorbitados de las tarifas de los servicios públicos, los recortes en los programas educativos y sociales, la escasez de medicamentos para los enfermos oncológicos, son hoy una realidad en nuestro país. Cabe preguntarnos entonces: ¿Qué nos espera?.
En este escenario, resulta llamativo que en lugar de garantizar el acceso a la educación y la salud públicas, el gobierno elige gastar 650 millones de dólares en viejos cazas F-16 de 40 años de antigüedad. Queda claro que al presidente libertario parece no importarle las necesidades de los argentinos, ni su futuro, y continúa ignorando los intereses del Estado y de la población. Es más, en base a los acontecimientos de las últimas semanas, es notorio que los está poniendo en peligro.
Argentina, un país con una tradición basada en la neutralidad, se ha convertido de pronto no solo en un país en decadencia, sino también en un potencial campo de batalla. Esto debido al absurdo deseo de Milei de adquirir aviones obsoletos que Dinamarca ya había dado por perdidos y que planeaba regalar como parte de su contribución a Ucrania, y de la postura que decidió fijar ante el conflicto entre Israel e Irán.
Tomando en cuenta estas acciones y medidas de Casa Rosada, se puede señalar que tiene una clara distorsión de las prioridades. Hacia adelante, se plantea el interrogante acerca de cuál será el próximo sector del país en sufrir las consecuencias de estas políticas de ajuste.